No aprovechar el estreno de un, a priori, gran éxito cinematográfico es una jugada poco inteligente. Es así el caso de Iron Man 3, que se estrenó hace relativamente poco, y sería un poco raro no publicar algo más o menos simultáneo y relacionado en el apartado comiquero. Es por ello que Panini Comics, además de haber lanzado el tomo de Extremis que ya reseñamos, presenta un nuevo tomo del Vengador Blindado que recupera material clásico del personaje, y más concretamente material inmediatamente anterior al ya publicado Marvel Gold. Iron Man: El Demonio en una Botella.
Por ello, Marvel Gold. Iron Man: A Merced de mis Amigos, que recopila los números Iron Man #113-119 y Avengers Annual #9 USA en 172 páginas de un libro con solapas por 15 €, nos sirve de antesala de uno de los arcos argumentales más míticos y de más calidad que ha habido en la historia del personaje.
Lógicamente, por contener el material donde se gesta esa mítica saga, este tomo es igual de importante por esto, pero también por suponer la llegada de creativos que dejarían huella en el personaje y por aportar su grano de arena a una de las mejores etapas del mismo.
En una búsqueda de intentar revitalizar a Iron Man, llegan a la serie regular desde DC Comics los señores David Michelinie y Boy Layton, que se unen a Bill Mantlo, y que cuentan con dibujos de John Romita Jr., Herb Trimpe y Don Newton. Como veis, se trata de un equipo creativo de lujo que, a priori, debería dar un resultado a la altura.
La eterna problemática de Iron Man es la de con quién enfrentar a un tipo súper inteligente que maneja una armadura superpoderosa. Generalmente, el perfil de enemigo ha sido casi siempre el mismo, con diferentes formas o diferentes nombres, pero el mismo. Por ello, como primer paso para revitalizar y provocar el cambio, los guionisas deciden que el peor enemigo al que se puede enfrentar Tony Stark es, sin duda, él mismo. Una serie de atentados contra su vida, que agentes de S.H.I.E.L.D. quieran acabar con él, que alguien misterioso quiera arrebatarle el control de Industrias Stark y una tortuosa relación amorosa con Madame Máscara, hacen que Stark vaya cayendo poco a poco en picado hasta tocar fondo en Demonio en una Botella, donde el alcoholismo, la depresión y la desesperación acaban por vencerle.
Michelinie y Layton construyen una trama a medio plazo que se basa principalmente en las emociones y los daños internos, pero sin dejar de lado nunca la acción. La pesada carga que soporta Tony al tener que llevar en secreto una relación amorosa con una villana, tener que lidiar con gente que pretende arrebatar sus negocios y además seguir llevando una doble vida (porque recordemos que en estos tiempos aún no se sabía que Tony Stark es Iron Man), va minando poco a poco una psique que, por mucho que pertenezca a un superhéroe, no es capaz de soportarlo todo.
En estos números los villanos son clásicos, pero menores, y es el cúmulo de circunstancias lo que acaba por desesperar a Tony, plantando las semillas de su caída en picado en lo personal y en lo profesional (tanto en el papel de empresario como en el de superhéroe). No es que sea una lectura que marque la diferencia, pero es una etapa tan clásica y que ha significado tanto para el futuro del personaje que diríamos que es de obligada lectura. Demonio en una Botella es imprescindible, pero no está de más conocer cómo y por qué Tony Stark llegó a esa situación.
Aún así, no todo es de color de rosa. Es una lectura sencilla, y la trama es elaborada, sobre todo por su desenlace y el posterior renacimiento del personaje. Pero no podemos olvidar que este tomo recopila números que fueron publicados a finales de los años 70, momento en el que el estilo narrativo era otro, demasiado descriptivo e insustancial, y a veces incluso sobrante. Tampoco ayuda que el Tony Stark de entonces fuera tan distinto al que es hoy en día. Afortunadamente, en los tiempos que corren, Tony ha sufrido un lavado de cara que le ha convertido en uno de los personajes más carismáticos del Universo Marvel, en parte gracias a la encarnación de Robert Downey Jr. en el cine. A todos nos enamora esa confianza en sí mismo, ese sarcasmo, ese humor negro y esa ironía fruto de saberse inteligente, rico y poderoso. Pero a finales de los 70, cuando la publicación original del contenido de este tomo, Tony Stark era un hombre serio, estirado y hasta aburrido. Es, cuanto menos curioso, ser testigo de la evolución que ha sufrido el personaje.
El apartado gráfico es bastante destacable, pero siempre dentro de lo que es, un estilo clásico lleno de colorido muy chapado a la antigua. Habrá adoradores y habrá detractores, pero la calidad hay que reconocerla. Al menos, el señor Romita Jr. estaba en su mejor momento, o casi, y no era blanco de las críticas negativas que le abordan hoy en día, dicen las malas lenguas que fruto de la dejadez o la desidia. Por tanto, pocas pegas que poner a unos dibujos que se adaptan perfectamente a lo que se cuenta y cómo se cuenta.
Para terminar, cabe decir que este tomo es una lectura que todo fan de Iron Man debe hacer sí o sí, primero porque forma parte de una de las etapas más destacables de la historia del personaje, y segundo porque es un punto clave en la evolución de Tony Stark hasta llegar al que conocemos hoy en día. Para los que no son fans, no es una mala idea leer sobre el origen de Iron Man y luego ya dar el salto a esta etapa para, a partir de aquí, ir siendo testigo de su evolución.
Como detalle curioso, hay que decir que en estas páginas se produce el debut del que a la postre será un personaje muy importante en la mitología de Iron Man: James «Rhodey» Rhodes. Por tanto, otro motivo más par ano dejar escapar la oportunidad de leer este tomo.