Los avances que la humanidad ha testificado a lo largo de los años han sido, sin duda, materia prima de inspiración para toneladas de largometrajes, que han representado estas situaciones de tal manera que incluso parecerían haber sido un deja vú plasmado en fotogramas sobre el contexto global contemporáneo mismo. Y es que el siglo XXI ha sido bastante misericordioso con los avances que el mundo ha visto, no solo políticos, ni civiles, si no de uno de los que parece haber evolucionado de una manera vertiginosamente rápida: el ámbito de las ciencias aplicadas, o cotidianamente conocido como tecnológico.
Regreso al Futuro o Terminator, entre otras, han sido grandes exponentes de esto en el siglo pasado, y si bien es cierto que el siglo XXI no ha tenido este tipo de películas consideradas de culto como las anteriores mencionadas, ha dejado migajas reformulando este concepto en el ya sobreexplotado cine de superhéroes. Y cuando ya parecía que los engranajes de Hollywood habían dejado en pausa los temas relacionados con la tecnología, sobre todo los anexados a la maleabilidad del tiempo, la inteligencia artificial surgió para ser el siguiente paso en la era de las ciencias aplicadas. Y el ambicioso potencial que brinda esta respecto al lado limítrofe de la tecnología hizo que Hollywood no se resistiera a esta nueva mina de oro.
En este contexto llega La Acompañante, una película híbrido entre comedia romántica, comedia negra, thriller y ciencia ficción que hace que estemos ante un festival de absurdez con tanta autoconciencia de ella, que resulta mediocremente fascinante.
Desentrañando estereotipos de la manera más absurda posible
La premisa que propone este largometraje podría parecer absurdamente cliché. Y vaya que lo es. El típico robot que se revela en contra de sus poseedores, solo que aquí el director agrega un ingrediente extra a la fórmula: ¿Y si ese robot es tu novia? O más descabellado aún, ¿y si es tu sexbot?
Pues la respuesta se canta sola. La autoconciencia que posee este filme, como poco, es atrevida y soberbia. Además su impredecibilidad del guión la hacen exquisitamente dinámica, con giros que te mantienen expectante en cada minuto, con toques de humor respirándote en la nuca y críticas sociales y morales que solo sirven para contrastar de manera muy clara el lado limítrofe de la coexistencia entre máquinas y humanos, y como ambos pueden sucumbir ante un problema que no distingue circuitos ni pieles, la toxicidad.
Su pecado más infame: No innovar
Bien es cierto que la principal virtud de La Acompañante es lo incierto de su guión, que contribuye de manera vigorosa a sus vastos giros de trama y que mantienen la historia de forma dinámica. Pero si algo le podemos echar de menos, es su falta de innovación. Y es que a pesar de ser descarada en cuanto a su critica moral y los cuestionamientos sobre los límites de lo tóxico, al final del día esta bebe de los mismos clichés del cine de este naciente sub-género. Por tanto, en ese sentido, la película se torna mediocre y olvidable por momentos.
Por fortuna, los protagonistas logran ser las columnas de apoyo de este soberbia propuesta. Y cuando me refiero a protagonistas, hago referencia a la gran argolla protagonista del filme, que logra ser el conducto perfecto para canalizar este menjunje de géneros que insólitamente logran danzar a un ritmo frenéticamente hilarante, dramático y peligrosamente paralelo al de nuestra realidad.
Sophie Tatcher, hipnotizantemente perfecta
Desglosando el voraz quinteto de protagonistas que nos ofrece la película, hay que realzar el rol encarnado por Sophie Tatcher, que aunque no se desborda del molde actoral estándar, logra transmitir un aura que llena de misticismo el espíritu del filme. Tiene un estilo particular que se ha convertido en un sello propio, y ya lo ha venido insertando en su aún joven pero prometedora carrera.
Para ser honesto, este es el primer proyecto en el que veo a Sophie, así que el juicio previo se basa en mi experiencia con esta película. Por fortuna, me logró atrapar de inicio a fin con su extravagante actuación, utilizando además un estilo gradual para diversificar su evolución de personaje a lo largo del largometraje, agregando una capa extra al desarrollo de carácter.
Conclusiones
La Acompañante es la síntesis y la mejor prueba de cómo abordar este nuevo sub-género cinematográfico que ha nacido en una realidad que parece acercarse peligrosamente a esta ficción. Cuenta con un reparto de actores nobeles que destilan carisma, y que se ven sometidos bajo una osada pero a la vez tímida dirección que apuesta todas sus fichas en uno de los (probablemente) mejores filmes que ha dado este género naciente. La Acompañante no solo prioriza las risas y el drama, sino que bajo el regazo de estos, esconde una corrosiva crítica hacia una de las problemáticas que más acechan en el siglo XXI: la relaciones tóxicas.