[Crítica] Joker: Folie à Deux. Una muy, pero que muy mala broma

Crítica Joker: Folie à Deux

Seamos francos. Allá por el 2019, antes del estreno del primer largometraje individual del Joker, nadie presagiaba que la cinta dirigida por Todd Phillips sería un éxito milmillonario y, en su mayoría, aclamado por la crítica. Además, coronó a Joaquin Phoenix en los Oscar del año siguiente, en la categoría de Mejor Actor por su cruda y vertiginosa interpretación de Arthur Fleck. Desde luego, todo esto era caldo de cultivo para la llegada de la que acabaría siendo Joker: Folie à Deux.

Y es que no era para menos. La máxima referencia que teníamos de Todd Phillips era en la trilogía de Resacón, que no negaremos que es una muy buena comedia. Sin embargo, la distancia que había entre este género y el drama psicológico que propuso la cinta del eterno enemigo del Detective Muerciélago era abismal, e incluso nos quedamos cortos. Pero contra todo pronóstico, la cinta se coronó no solo como el largometraje con clasificación R / +18 más taquillero de todos los tiempos, sino que además recibió toneladas de elogios, tanto de la crítica especializada como de los fans. Esto demostró tanto la versatilidad de Phillips como director, como la entrega total (ya característica) de Joaquin Phoenix en el papel.

Pasaron casi 3 años de coqueteos, más del lado de la propia Warner Bros. que de Phillips. Recordemos que este llegó a comentar que la historia solo se pensó para ser contenida en una única película, así que se dio por hecho que una secuela sería imposible. Sin embargo, parece ser que unos ceros extras en el cheque hicieron que Phillips reconsiderara la idea, haciendo que la tan inesperada secuela se anunciase en 2022, sumando además a Lady Gaga como la eterna amante del príncipe payaso del crimen, Harley Quinn.

Ahora bien, con todos estos acontecimientos refrescándonos la memoria, vayamos al grano: Nuestra crítica de Joker: Folie à Deux.

El libre albedrío imaginativo de la primera Joker queda anulado con Joker: Folie à Deux

Si hay algo en común que tienen las cintas de autor, sobre todo las que entretejen entre su trama un drama psicológico, es que juegan con el espectador de tú a tú, dejando que este mismo deduzca varías situaciones que son invisibles en la cinta misma. Esto incluye los famosos finales abiertos o los ya clásicos debates morales del protagonista, que hacen de la película un foco fácil de teorías y conspiraciones, que de por si ya son constantes en las historias basadas en superhéroes.

Poniendo el foco en Joker: Folie à Deux en específico, esto es algo que, de hecho, hacía especial a su predecesora. Entre otras cosas, se sostenía en una ambigüedad constante respecto a darnos explicaciones de algunas acciones, tiempos y decisiones del personaje, haciendo que estas mismas queden subjetivamente atadas al libre albedrío imaginativo del espectador. Así que el solo hecho de que esta secuela intente sobrexplicar la mayoría de dudas que sembró su predecesora, podría resultar, por decirlo de alguna forma, en una decisión bastante transgresora hacía su anterior entrega. Eso sin contar que el final de Joker resultó ser un cierre perfecto para el personaje.

No revictimices a la víctima porque… ¿y si esa víctima es el villano?

Si algo nos queda claro respecto a Joker: Folie à Deux, es que trata sobre Arthur y su desconstrucción más personal. A diferencia de lo que ocurre en la primera, que solo se enfocaba en la mutación de Arthur hacia el Príncipe Payaso del Crimen, esta secuela nos muestra todo desde una perspectiva menos vertiginosa, incluyendo la motivación del personaje. De hecho, trata de justificar algunas de las acciones del mismo mediante una secuencia que dura casi los 2 actos finales y coloca a personajes y espectador en un juego mutuo, donde la moral se ve cuestionada, ahora basándose en la crítica que hizo la primera entrega sobre la sociedad.

Pero si algo hemos aprendido de muchas películas basadas en villanos, es que mientras más sufra el personaje en su transición, más empatía generará con la audiencia. Y ese fue el caso de Arthur, a quien vimos desgarrarse, sucumbir y resurgir ante la sociedad opresora bajo una nueva cara, el Joker. Bajo esa premisa, se supuso que la secuela abordaría el caos que Arthur desataría en Gotham y las consecuencias que esto desataría frente a la justicia. Todo ello parecía bastante implícito, llevándonos a pensar que la trama se iba a desarrollar en un juzgado, aunque no de la manera en que lo ha hecho.

Y es que esta secuela trata de contradecir a su primera entrega, con una sobrejustificación de los crímenes cometidos por el villano y una involución respecto al desarrollo que Joker ya le había dado magistralmente. De esta manera, hace que el protagonista cambie la actitud osada y anarquista durante la mayoría de la secuela provocando una involución. Es cierto que podría ser necesaria si fuera en armonía con el telón de fondo que propone respecto a la trama, que no son más que justificaciones y sobrexplicaciones de cabos sueltos que dejó la primera, pero en realidad se traduce en escenas musicales que interrumpen la mayoría de diálogos interesantes.

No, Joker: Folie à Deux no es la La, La, Land de los locos

Se generó mucha polémica cuando el director Todd Phillips reveló que esta esperada secuela sería un pseudo-musical. Y claro, cómo no, si sobre el papel ambos géneros no son muy compatibles que digamos, lo que temíamos resultó sucediendo. La película se convierte en un festival de números musicales, que si bien es cierto que son visualmente deleitantes, gracias a la exquisita dirección de fotografía, y muy cuidados en dirección y elección musical, no logran cuajar con la caótica trama que propone este largometraje, haciendo que cada vez que un número musical entre en escena, el ritmo de la cinta se torne irregular.

Lady Gaga es desaprovechada monumentalmente

No hay duda alguna de que Stefani Joanne Angelina Germanotta, popularmente conocida como Lady Gaga, es uno de los íconos del pop del último siglo. Pero antes de música ya era actriz, por lo que ha encontrado en compaginar ambas carreras una de las mejores maneras de mantenerse vigente. Muchos pensamos que esta oportunidad de interpretar a Harley Quinn en un musical, junto a Joaquín Phoenix como el Joker, sería un desborde de talento respecto a actuación y, sobre todo, en el canto.

Pues bien, Joker: Folie à Deux cumple con creces en este apartado, ya que Gaga demuestra nuevamente que es una actriz bastante capaz, y una de las mejores voces que nos ha dado el pop. El principal problema recae en el mal aprovechamiento de Gaga como cantante. Y es que parece que la cinta, quiere y necesita, a como dé lugar, que la artista no explote su máximo potencial vocal, dándole escenas bastante icónicas, pero vocalmente pobres (a excepción de la canción de la montaña). De esta forma, da la sensación de que este apartado pudo ser más explotado. Además, parece que mucho material de Gaga del visto en los tráileres y grabaciones en exteriores fue eliminado de la versión final, dejando implícitamente claro que hubo un debate interno de producción no solo sobre la cantidad colosal de números musicales, si no también incluso sobre finales alternativos. De hecho, recientemente se ha sabido que hubo tres.

Hablemos de esas polémicas decisiones

¡ATENCIÓN! A CONTINUACIÓN HAY SPOILERS DE JOKER: FOLIE À DEUX

Generalmente, una película de este estilo se caracteriza por ser arriesgada. Es decir, por ir al filo de la navaja, no solo respecto a los temas a tratar, como en este caso es la salud mental y el circulo vicioso de negligencias políticas y civiles que giran en torno a ella, sino que también suele tomar decisiones bastante vertiginosas. Sin embargo, en este caso es solo una, que ha sido calificada de «polémica», pero que a nosotros nos ha parecido, de entre todo lo malo, lo único rescatable.

Paradójico, ¿no? El Joker muriendo a manos del Joker

Si bien es cierto que el ritmo inestable de la película, sumado a lo intransigentes que son los números musicales, hacen que Joker: Folile à Deux sea un viaje un tanto extraño, no estábamos preparados para el giro de trama orquestado por Todd Phillips.

Cuando pensamos que todo había acabado, nos encontramos con que Arthur tiene una visita en prisión. El ambiente está enrarecido, porque a estas alturas nadie más que Lee visitaría a Arthur, pero su encuentro en las escaleras pareció cerrar ese capítulo. Arthur se queda solo de camino a esa supuesta visita, en un momento que la película ya había anticipado con algunos extraños primeros planos en los primeros minutos de metraje. Otro preso aborda a Arthur y le pregunta si quiere escuchar un chiste, a lo que nuestro protagonista acepta sin dudar. Casi de inmediato es asesinado por esta persona que parece coquetear de manera muy descarada con la idea de ser el nuevo Joker, dejando una vaga y fantasiosa respuesta a la duda que surgió en la primera película: ¿Cómo iba a ser posible que se enfrentase el Joker y Batman si los tiempos no acababan de cuadrar?

Es verdad que esta decisión podría parecer una medida desesperada por darle un cierre al desarrollo del personaje, pero en lo personal nos parece una de las mejores decisiones que se pudieron haber tomado respecto al destino del Príncipe Payaso del Crimen. Y es que la cinta ya había dejado claro que a nuestro protagonista la muerte le estaba respirando en la nuca. Había sido condenado a pena de muerte por los cinco asesinatos cometidos la primera parte, así que de alguna manera, logró cumplir su condena y su sueño más inesperado y deseado: ser inspiración para otros marginados de la sociedad.

Llevando la fotografía al siguiente nivel

Algo que debemos destacar como un pilar que no solo se mantuvo, sino que mejoró y se superó exponencialmente respecto a su predecesora, fue el apartado de la fotografía o cinematografía. Y es que Lawrence Sher, el encargado de la dirección de fotografía, no solo se supera así mismo en esta ocasión, si no que ofrece una experiencia visual única. Somos testigos de fotogramas súper bien cuidados, y no solo estéticamente perfectos, sino también con un metraje que transmite y un patrón bastante marcado, como el contraste visual entre ambos personajes (escena del incendio en Arkham), o el plano superior en la lluvia (cuando Arthur es llevado a conocer a su abogada) que refleja los privilegios jerárquicos establecidos por la sociedad.

Conclusiones sobre Joker: Folie à Deux

Para cerrar esta crítica, vale la pena comentar que el hecho de tener que esperar casi cinco años para una secuela que se siente innecesaria y forzada, podría sentirse como una burla y una subestimación a todos los que amamos la primera entrega. La sensación es que se coge la misma plantilla para elaborar el guión de Joker: Folie à Deux. Y lo hace, sin embargo, para terminar caricaturizando los elementos que hicieron especial a su predecesora, como la ambigüedad psicológica de la que goza la cinta o la firmeza con la que le establece una personalidad única, aunque dual, del personaje. Al final, nos encontramos un camino pesado de seguir, con una trama a cuestas que no es ligera ni interesante de ver.