Había muchas ganas de ver Black Panther: Wakanda Forever. Esto es así, y por muchas razones. Técnicamente podemos decir que lo es porque se trata de la última película que verá la luz como parte de la Fase 4 del Universo Cinematográfico de Marvel. Sin embargo, la realidad es que las ganas de la mayor parte del público residen en saber cómo han sacado el proyecto adelante sin Chadwick Boseman y si la secuela estará a la altura de su predecesora. Pues bien, es hora de explicar por qué Marvel Studios y el director Ryan Coogler han salido airosos de ambos juicios.
Black Panther: Wakanda Forever, el legado de Chadwick Boseman
Antes de nada, vale la pena recordar algunas cosas para ponernos en contexto. Chadwick Boseman interpretaba a T’Challa, alias Pantera Negra, en el UCM. Cuando ya estaba la secuela de Black Panther en desarrollo, el actor falleció de forma repentina. Y no porque fuese algo inesperado, que lo fue, sino porque sucumbió a una batalla contra el cáncer que mantuvo en secreto ante todo el mundo, incluyendo Marvel Studios.
Ese triste acontecimiento tuvo como consecuencia un cambio bastante importante, como es de lógica, en el guión de Wakanda Forever una vez que se decidió que se seguiría adelante con el proyecto. Y esto, tanto para bien como para mal, se nota mucho en la película.
Ya nos lo habían advertido. Esta película es una montaña rusa de sensaciones y sentimientos. Es un terremoto emocional. Es un homenaje y un regalo. Pero sobre todo es un legado para todo aquello que ayudó a construir Chadwick Boseman. Todas estas formas de describir la película se hacen notar en cada esquina, en cada momento, en cada escena, en cada interpretación, en cada diálogo, en cada imagen. Chadwick no está, pero está, porque cada uno de los actores le lleva consigo, y todos lo ponen de manifiesto constantemente. Y claramente así lo representa Wakanda, un país ficticio que nació con él en el cine, y que aunque intenta echar a volar de forma independiente, siempre vivirá a su sombra.
La emotividad y el sentimiento
Con esto sobre la mesa, toca tirar de pañuelo si eres de lágrima fácil. Aunque no todo son mariposas de colores que revolotean alrededor de la casa de caramelo de la calle de la piruleta. Hay una desventaja en trasladar tanta emotividad, y no es otra que una recreación (por momentos excesiva) en la pérdida y el duelo que se extiende durante más de media película. Con una duración de casi tres horas, las contadas escenas de acción y las dos o tres bromas incluidas, hacen que la seriedad se apodere no solo de la trama, sino de toda la película. Es una seriedad que se transmite al espectador hasta casi el límite. Crees que te dispones a ver solo superhéroes y en parte te encuentras con un dramón.
Porque esa es otra. Lo que en el fútbol llamaríamos el jugador número doce, aquí es el duelo. En el mundo real hemos perdido a Chadwick, pero en el mundo ficticio de Wakanda hemos perdido a T’Challa. Y aquí no solo una familia, sino todo un país, llora su pérdida. Los personajes luchan con eso, y sus puestas en escena, sus acciones, sus decisiones y sus destinos giran en torno a ello. Lo sentían en la vida real, y así de real se siente en la película.
Por tanto, con Black Panther: Wakanda Forever nos encontramos ante una película lenta y densa que se cocina a fuego lento. Hace uso de todo el tiempo necesario para reflejar lo que necesita reflejar. Y eso se suma a avanzar en la historia, presentar a nuevos personajes y desarrollar aún más a los que vienen de antes. Seguramente esto provoque críticas del mismo modo que ocurrió con Eternals, porque no todo fan del cine de superhéroes está preparado para un proyecto tan serio. Quizás el más serio del UCM hasta la fecha. Ahora bien, seguramente esto también provocará alabanzas para todos aquellos que cada vez ansían con más fuerza que se deje de lado la exitosa pero repetitiva fórmula Marvel.
No todo son lágrimas, también hay trompadas
Aunque todo lo que he dicho sobre la seriedad y la emotividad está ahí, y aunque esta es una película que se aleja de lo que suele ser habitualmente el UCM, sigue perteneciendo al género de superhéroes. Tenemos acción, peleas, batallas, superpoderes y referencias a los cómics. No falta nada de eso.
Es verdad que las escenas de acción son pocas con respecto a lo que estamos acostumbrados, pero también es cierto que en una película como esta no procede ir a máximos. Partiendo del hecho del concepto emotivo que representa, la acción la encontramos en su justa medida. Eso sí, bien hecha, con unas coreografías y una epicidad digna de un reino como Wakanda y de un@s guerrer@s famos@s por sus habilidades.
Ahora bien, también te digo que, una vez más, los rumores y las declaraciones previas al estreno han jugado en contra. Un servidor esperaba unas batallas mucho más épicas, a mucha mayor escala. Y ojo, no quiero desmerecer a lo que finalmente podemos ver en la película. Un enfrentamiento reino contra reino no es moco de pavo, pero tener aún en la memoria la batalla de Wakanda en Vengadores: Infinity War no es bueno.
Curiosamente, hay un detalle extra en el apartado más dinámico de la película que me gustaría mencionar, y no es positivo. No sé si es por los cambios de guión, por el montaje o por una sensación personal, pero he notado varias escenas de acción y los interludios demasiado apresurados. Quizás sea por el contraste de tener una parte demasiado lenta y otra parte demasiado acelerada, pero es como si faltasen detalles para enlazar una con la otra.
No viene de Atlantis, pero es Namor a todas luces
A todo esto, en lo bueno y en lo malo, contribuyen el debutante Namor y su pueblo de Talocán. El apodado en los cómics como Submarino, mutante a todos los efectos tanto en el material fuente como en el cine, brilla con una luz que muchos no esperaban. Había mucha polémica y existían muchas dudas fruto de los cambios que se decidieron hacer en el origen del personaje. Buscando escapar de un parecido razonable con Aquaman, Marvel Studios decidió basar a Namor en la cultura mesoamericana. De esta forma, se borró del mapa Atlantis para dar la bienvenida a un resquicio de las culturas maya, azteca o inca.
Pues bien amig@s, la cosa funciona. Tampoco veo por qué no tendría que hacerlo. El personaje resulta ser básicamente el mismo que en los cómics. Mismo nombre y misma situación. Solo cambia su origen, muy bien encajado en el UCM eso sí, y a decir verdad es algo por lo que solo se podrán quejar los puristas de los cómics. Y añado que seguramente sin aportar argumento válido alguno.
Porque sí, Namor es lo mejor de la película. No solo por cómo le interpreta Tenoch Huerta, sino por su personalidad, su origen y su puesta en escena. El director y coguionista Ryan Coogler ha repetido la fórmula que usó con Killmonger, que es la de crear un villano que no es un villano. Namor es un antagonista, una persona que se enfrenta a nuestros héroes, pero que lo hace convencido de que sus intenciones son buenas. En su cabeza, él no es el malo. Y oye, funciona tanto que seguramente más de uno se posicionará a su lado porque cree firmemente en sus principios. Tiene profundidad y tiene motivaciones, y desde luego se le augura un futuro prometedor en futuros proyectos.
El resto de personajes de Black Panther: Wakanda Forever, meh
Ironheart. Ya le gustaría a esta nueva debutante estar a la altura de Namor. Personaje anodino que, con un par de cambios mínimos, podría no haber formado parte de la película y tampoco pasaría nada. La presencia de Riri Williams aquí sirve única y exclusivamente como presentación de cara a su próxima serie de televisión, pero si el personaje va a ser así de soso, mejor que se quede en su casa. Y yendo aún más allá, se siente que desmerecer el trabajo de Tony Stark de la manera en la que se hace es algo poco menos que intolerable. Que sí, que recuperan su espíritu y mantienen vivo su recuerdo, pero le dejan a la altura de un principiante. Mucho van a tener que convencerme con la serie para que acabe simpatizando con Ironheart.
Algo parecido pasa con las Dora Milaje, aunque cierto es que están bastante por encima. El punto bueno es que Marvel Studios ha hecho lo que ya venía queriendo hacer, y es darles mucho más protagonismo. La ausencia de T’Challa ha ayudado, obviamente, porque su importancia se ha repartido entre todo el elenco secundario. Ahora bien, el potencial estaba ahí, pero esa repartición ha sido tan grande y entre tanta gente, que acaba por desaprovecharse. Queremos más de Okoye, Nakia, Ayo o Aneka, y lo queremos ya. Por favor, luz verde a la serie de Wakanda.
Lo de Shuri ya es harina de otro costal. Por lo visto hasta ahora, era y sigue siendo una mera comparsa de su hermano. Cualquier otra personaje de la película se la come con patatas, por mucho que el guión haya cargado la mayor parte del peso de la trama sobre sus hombros. Ni convence el personaje, ni convence una Letitia Wright que parece como si la película la hubiese hecho por obligación. Al menos esa es mi sensación. Esto contrasta con Angela Basset y su Reina Ramonda. Es siempre una figura imponente en todos los aspectos que, cada vez que sale en pantalla, capta toda la atención posible.
Marvel Studios es muy capaz de hacer buen cine
Después de las enormes críticas que ha estado recibiendo Marvel Studios por sus proyectos en la Fase 4 del UCM, nadie puede negar que ha habido una clara evolución. Hemos tenido nuevos géneros. Ha habido presentaciones de nuevos personajes. Se han estrenado secuelas que han supuesto un claro avance. Lo hecho con Eternals fue un movimiento realmente arriesgado, y con Black Panther: Wakanda Forever el estudio sigue esa línea de seriedad y sobriedad. Eso sí, esta vez con la red de seguridad que proporciona la franquicia de Pantera Negra.
Esto no significa que a partir de ahora todo vaya a ser así. Ahora bien, demuestra que Marvel Studios sigue queriendo dar pasos adelante profundizando en todo tipo de cine, independientemente de que sus protagonistas sean superhéroes. Además, Ryan Coogler ha sabido encontrar un equilibrio entre hacer una gran película basada en cómics, hacer una gran película en general y hacer un homenaje innegable y merecido a Chadwick Boseman. Todo eso debe ser tenido en cuenta, porque en todo eso reside su calidad.
Como dije previamente, Black Panther: Wakanda Forever recibirá muchas críticas, pero también muchas alabanzas. Seguramente muchos la criticarán por ser tan seria y diferente. Y seguramente muchos la alabarán precisamente por lo mismo. En lo que todos deberían estar de acuerdo es que esta película tiene alma. Y ese alma es el de Chadwick Boseman. Boseman por siempre.