Aunque Marvel es hoy en día una marca que en general triunfa, hay medios en los que le podría ir mejor. Uno de ellos es el de los videojuegos, con un éxito bastante importante en dispositivos móviles y disparidad en grandes franquicias para consolas. Un ejemplo de esto último es lo mucho que han triunfado los títulos de Spider-Man exclusivos de Sony PlayStation, y lo poco que lo han hecho Marvel’s Avengers o Marvel’s Guardians of the Galaxy.
Según se publica en el libro The Ultimate History of Video Games, Volume 2, en 2014 Marvel fichó a Jay Ong para intentar trasladar el éxito del Universo Cinematográfico de Marvel al mundo de los videojuegos. Su objetivo era conseguir compromisos a largo plazo creando sagas estables, firmando acuerdos con estudios que tuviesen mucho presupuesto y buscasen calidad.
El primer paso de Ong fue buscar un nuevo hogar para sus licencias, rompiendo el acuerdo que había en ese momento con Activision. El primer descarte fue Nintendo, más centrada en sus propias licencias. Lo mismo pasó con Microsoft, ya que la compañía descartó hacerse con los derechos de las licencias de Marvel para centrarse en las suyas propias. Sin embargo, Sony sí mostró interés, y propusieron la idea de hacer un triple A de Spider-Man con el objetivo de superar a la saga Arkham de Batman como referente de los videojuegos de superhéroes.
Sony eligió a Insomniac Games como desarrolladora, un estudio que por aquel entonces era independiente y acababa de lanzar Sunset Overdrive. El estudio aceptó el reto, y Sony se comprometió a poner mucho apoyo y dinero sobre la mesa, viendo la posibilidad de crear una franquicia exclusiva de gran potencial. Y el resto ya es historia. Marvel’s Spider-Man triunfó, al igual que su continuación protagonizada por Miles Morales. Ahora el estudio trabaja en una secuela oficial, así como en un juego protagonizado por Lobezno (Wolverine).