Cada vez que se produce el estreno de algo relacionado con Marvel Studios y su Universo Cinematográfico de Marvel, hablamos de un acontecimiento de talla mundial. Y, por supuesto, la nueva serie de televisión Caballero Luna no iba a ser menos.
También como en otras ocasiones, la nueva serie del estudio para Disney+ viene precedida de comentarios y adjetivos que ya nos suenan de antes. Que si es lo nunca visto en Marvel, que si es un producto diferente, que si supone una nueva vuelta de tuerca, que si aporta un cambio de género, que si va a marcar una época, etc., etc., etc. Pues bien, para el que escribe, esta vez todo eso es verdad.
Caballero Luna es un proyecto diferente a todo lo visto en el UCM desde su concepción
Para empezar, la serie sigue con la tendencia del estudio de aplicar un género diferente a cada una de las que se están estrenando en Disney+. Todas y cada una de las vistas hasta ahora han variado en cuanto a género y tono, habiendo visto comedia, suspense, ciencia ficción, animación, acción o aventura. Pues bien, Caballero Luna aporta ahora el terror y lo sobrenatural a esa variedad.
Además, la serie se traslada a Londres, en un intento por escapar un poco de Estados Unidos en general, y de Nueva York en particular, donde Marvel Studios considera que la cosa empieza a estar ya un poco saturada de superhéroes.
También tenemos a un protagonista que, lejos de ser un superhéroe, se convierte en uno por accidente y a desgana. O al menos eso es lo que cree él, porque el Caballero Luna es un personaje con un aparente problema mental ocasionado por un desorden de personalidad disociativo. Es decir, que tiene múltiples personalidades. Esto, obviamente, tanto el hecho de verse de bruces con una situación ajena a él y no deseada, como el hecho de tener que lidiar con otras personalidades, convierte al personaje en sí en algo completamente único.
Por último, la elección de directores que provienen del mundo independiente pero con la guía de un hombre que ya ha trabajado en proyectos grandes, otorga una serie de elementos que rara vez podemos ver en series de este calibre. Los planos, la fotografía, las localizaciones, la iluminación, los diálogos… todo rezuma un aire propio, distinto y único, y contribuye a esa sensación de tener delante algo diferente.
Como era de esperar, estamos ante una historia de origen, pero en este aspecto también estamos ante algo diferente. Aunque los que ya conozcan al personaje sabrán que sus inicios son en realidad algo bastante típico dentro del mundo de los superhéroes, los dos primeros capítulos manejan eso de forma diferente. Es más, si nos ponemos quisquillosos, ni siquiera vemos el verdadero origen del Caballero Luna.
La diferencia está, por ahora, en que todo se presenta desde el punto de vista de una persona aparentemente normal con un problema que empieza siendo de conciliación de sueño, pero que se va complicando con visiones y voces en su cabeza. De esta forma, el propio protagonista se embarca en un viaje de auto descubrimiento que cuenta con el público como copiloto. La historia hacia el origen del héroe no la vive en su carne el personaje, al menos de momento, sino que debe descubrirla como si fuera la de otra persona.
Afortunadamente, la enfermedad mental es clave en la historia
Es aquí donde vale la pena destacar ese elemento de tratamiento de la enfermedad mental como rasgo importante del personaje, algo que es así en los cómics, pero que a nivel general apenas habíamos visto en un superhéroe. Por normal general, suelen ser seres perfectos a nivel físico y mental, y sus problemas radican en sus relaciones o su entorno.
A esto hay que añadirle la oscuridad insertada en el tono de la serie. Aderezada con trucos de cámara e iluminación, música y secuencias propias del género de terror, se ahonda en la inestabilidad mental del personaje, siempre sembrando la duda de si lo que pasa es real o está solo en su cabeza. Terror psicológico no solo para el espectador, sino también para el propio protagonista, lo que aumenta aún más la sensación de angustia y desconcierto.
Y fruto de esa oscuridad tenemos el tema candente sobre la violencia y la brutalidad en la serie. Aunque ese aspecto del Caballero Luna solo está presente en los cómics desde mitad de la primera década de los 2000, actualmente es uno de los rasgos más reconocibles del personaje. Es por eso por lo que se partió del hecho de que no podría funcionar sin ser violento, y muchos pusieron los ojos en la serie de Daredevil que lanzó Netflix en su día.
Pues bien, sin tampoco llegar al nivel del proyecto del Hombre Sin Miedo, Caballero Luna llega al límite de su clasificación por edades y nos presenta las escenas más violentas y sangrientas que hemos visto nunca dentro del Universo Cinematográfico de Marvel. Algunas, incluso, dignas de sorpresa teniendo en cuenta lo que suele permitir Disney en su plataforma. Obviamente, no se llega al nivel de los cómics, y buscar una comparación para criticar la serie en este aspecto no tiene sentido alguno. Caballero Luna hace todo lo que puede, y lo hace muy bien, dentro de lo que le permiten.
Los actores de Caballero Luna, a la altura de sus personajes
Un papel así no es fácil de interpretar, y Oscar Isaac no solo lo hace bien, sino que está soberbio. En esta serie, el actor se tiene que marcar una doble interpretación, porque debe dar vida a dos personajes diametralmente opuestos (de momento, porque podrían ser más). Y no solo eso, para uno de ellos se metió completamente en la piel de un británico, imitando su acento, su humor y su forma de vida. Un duro trabajo que seguramente tenga la recompensa de convertirse en uno de los actores y de los personajes más queridos por los fans de Marvel.
Lo mismo podemos decir de Ethan Hawke, que arranca siendo un villano que promete estar a la altura. Tras dos episodios hay muchas incógnitas aún a su alrededor, pero se ponen de manifiesto ciertas motivaciones que hacen lo que se debe hacer con un buen villano: sembrar la duda hasta el punto de hacer pensar que, según como se mire, igual no es tan villano. Ahora bien, como siempre, a esta gente le fallan los métodos, y aquí sí que el amigo no se corta.
Dos capítulos diferentes, pero que dejan ganas de más
En general, nos encontramos con un primer capítulo trepidante, que no da descanso al espectador. Se trata de uno de los mejores comienzos de una serie dentro del UCM, y que lejos de caer en lo repetitivo dentro de la introducción de un personaje nuevo, busca una manera diferente de narrar sus orígenes apoyándose en los rasgos más destacados de un protagonista que ya de por sí es diferente al resto.
La premisa, la presentación de personajes, la acción y la novedad dejan un sabor al final del capítulo que cuesta horas, o incluso días, borrar de la cabeza. Esto nos lleva con la expectación por las nubes hacia el segundo capítulo, que baja el ritmo notablemente para pasar a ahondar más en el desarrollo de la historia y de los personajes. No es peor, pero sí diferente. Otro tono, otro ritmo pero con escenas igualmente trepidantes y brutales.
En definitiva, la serie promete tras dos capítulos, aunque no hay que olvidar que en realidad solo son seis y todo se habrá pasado sin apenas darnos cuenta. Esto es bueno, porque nos ahorraremos rellenos y nimiedades, pero si todo sigue como ha empezado, será malo porque nos quedaremos con más ganas de Caballero Luna.