Ya han pasado casi 20 años desde el estreno de Blade II, segunda parte de una trilogía que ayudó a allanar el camino para que el cine de superhéroes llegase a lo que es hoy en día. La película fue dirigida por Guillermo del Toro, y por lo que parece, para él fue una experiencia inolvidable.
Por aquel entonces, del Toro era menos conocido y no era el director que es hoy en día que consigue nominaciones y victorias en los premios más prestigiosos de la industria. Según el director, Blade II fue donde empezó a sentir que su vida estaba cambiando.
Fue una verdadera bomba. Es cuando empecé a querer experimentar grandes cambios de una película a otra. En realidad casi entré en el sistema de no repetir la misma película de forma consecutiva. Quería un cambio enorme. Si El Espinazo del Diablo es música de cámara, Blade 2 es black metal. Sigue lo que pienso que es la esencia de las películas de acción, que está muy cerca del género musical. Básicamente tienes números musicales ligados a una historia que es muy melancólica.
Tras esta película, del Toro hizo Hellboy, la primera adaptación en imagen real del personaje creado por Mike Mignola. El director dijo que con estas dos películas se encontró yendo en contra de la industria, pero era lo que quería hacer.
Cuando hice Blade e hice Hellboy fue lo contrario a todo lo que había hecho antes, era un momento en el que las películas de superhéroes no eran tan oscuras y quería hacerlas oscuras y hacerlas adultas. Me encantó la primera Blade y pensé que podía añadir una capa de salvajismo. Tenía interés en las películas de superhéroes cuando no eran perseguidas por la industria. Me gusta hacer cosas que van en contra de lo que se está haciendo.