Cuando el director Josh Trank empezó a trabajar en Cuatro Fantásticos, contrató a Jeremy Slater para co-escribir el guión de la película. Slater es un gran fan de los cómics, y es por ello por lo que se pensó que podría aportar mucho a la película. Sin embargo, las diferentes visiones de ambos no tardaron en chocar.
Según un nuevo artículo, Trank solo había visto unos episodios de la serie animada de los Cuatro Fantásticos antes de empezar a trabajar en la película. Eso, sumado a que a Trank no le gustaban las películas de superhéroes, dio como resultado un proceso algo tortuoso.
Acababa de salir la primera película de los Vengadores, y yo seguía diciendo, ‘Esa debería ser nuestra plantilla, eso es lo que el público quiere ver’. Y Josh simplemente odiaba cada segundo de ella.
Trank, sin embargo, contradice ese punto diciendo:
Los problemas del desarrollo de Cuatro Fantásticos tuvieron que ver totalmente con el tono. No podías coger las cosas más de cómic, más allá de los nombres, las caras, las identidades y los trasfondos, y sintetizarlas en un tono. Y el tono en el que estaba interesado Slater no era un tono con el que yo sintiese que tenía algo en común.
Para intentar llegar a un acuerdo con el director, Slater le dejó cómics de su propia colección personal, pero no llamaron la atención de Trank y él siguió queriendo explorar su propia versión del equipo.
No importaba si luchaban contra robots en Latveria, alienígenas en la Zona Negativa o monstruos topo en Manhattan. Josh solo quería hacer su mierda.
En su defensa, Trank dijo:
Siento que podría haber usado al Hombre Topo. Está enfadado y ha sido descartado por el sistema.
Slater cree que escribió unos 18 borradores y 2.000 páginas mientras trabajó en Cuatro Fantásticos, pero solo dos de ellos llegaron a manos de Fox. Trank insistió en actuar como mensajero entre su guionista y el estudio, y solo le comentaba algunas cosas.
Desde el comienzo del proceso, Josh me dijo que no me permitía hablar con Fox sin estar él presente. Nunca vi el 95% de esas notas.
Al final, el proceso fue demasiado y Slater dejó el proyecto después de seis meses. La película, mientras tanto, empezó su rodaje sin tercer acto.