El pasado lunes se publicaron las memorias del CEO de Disney Bob Iger, tituladas The Ride of a Lifetime: Lessons Learned from 15 Years as CEO of the Walt Disney Company.
En el libro, entre otras muchas cosas, Iger refleja cómo el creador de Star Wars George Lucas se enfadó y se sintió traicionado al saber que Disney pretendía seguir otra dirección y olvidar sus tramas para la trilogía secuela.
En algún punto del proceso, George me dijo que había completado borradores para tres nuevas películas. Estuve de acuerdo en que nos enviase tres copias de los borradores: una para mí; otra para Alan Braverman (el Vicepresidente Ejecutivo Senior, Consejero GEneral y Secretario de The Walt Disney Company); y otra para Alan Horn (Co-Jefe y Director Creativo de Walt Disney Studios), que había sido contratado para dirigir nuestro estudio. Alan Horn y yo leímos los borradores de George y decidimos que necesitábamos comprarlos, aunque dejamos claro en el acuerdo de compra que no estaríamos obligados contractualmente a adherirnos a la trama que él había delineado.
Él sabía que yo iba a mantenerme firme en la cuestión del control creativo, pero no fue algo fácil de aceptar para él. Así que aceptó a regañadientes estar disponible para que le consultásemos si así lo necesitábamos. Le prometí que estaríamos abiertos a sus ideas (esta no es una promesa difícil de hacer; por supuesto que estaríamos abiertos a las ideas de George Lucas), pero como con los borradores, no estaríamos bajo obligación alguna.
Iger detalla entonces reunirse con Lucas, el guionista Michael Arndt y la Presidenta de Lucasfilm Kathleen Kennedy en el Rancho Skywalker para hablar sobre sus ideas para la primera película.
George se enfadó inmediatamente mientras empezaron a describir la trama y se dio cuenta de que no estábamos usando una de las historias que nos entregó durante las negociaciones.
La verdad fue que Kathy, J.J. Abrams (director de El Despertar de la Fuerza), Alan y yo habíamos hablado de la dirección en la que debería ir la saga, y todos estuvimos de acuerdo en que no era la que había delineado George. George sabía que no estábamos ligados contractualmente a nada, pero pensó que comprar los tratamientos para la historia era una promesa tácita de que los seguiríamos, y se disgustó cuando vio que la historia era descartada. Había sido muy cuidadoso de desde nuestra primera conversación para no engañarle en nada, y ahora no creo que lo hubiese hecho, pero podría haberlo manejado mejor. Debería haberle preparado para la reunión con J.J. y Michael y haberle contado nuestras conversaciones, que sentíamos que era mejor seguir otra dirección. Podría haber hablado de esto con él y posiblemente haber evitado enfadarle no sorprendiéndole.
Finalmente, Iger admite:
Ahora, en la primera reunión con él sobre el futuro de Star Wars, George se sintió traicionado, y aunque todo este proceso nunca habría sido fácil para él, tuvimos un comienzo innecesariamente duro.
Al final, las nuevas películas siguieron una dirección diferente a la ideada originalmente por Lucas, pero es cierto que cogieron prestados muchos elementos. Algunos ejemplos son el contar con una protagonista femenina, la idea de un Luke exiliado o la figura de un asesino de Jedis (materializado en Kylo Ren).