Aviso Legal: Si te ha encantado la segunda temporada de Iron Fist, probablemente no deberías leer esta crítica.
Para abordar esta reseña que nos traemos entre manos, creemos conveniente primero aclarar algunas cosas. Pese a ser esta una página dedicada a Marvel, la crítica que encontraréis a continuación está escrita sin tener en cuenta la relación de la serie con el material fuente. Es decir, es una reseña que analiza la serie por sí misma, su capacidad para entretener y narrar una historia que nos emocione (sea esta fiel a los cómics o no).
Esto es importante porque los nuevos diez episodios son tan desastrosos que conviene separarlos del homenaje que pretenden hacer a los cómics y al cine de artes marciales de los 70. No es ningún secreto que la primera temporada de Iron Fist no fue bien recibida por la crítica. Para un servidor, siempre pensé que se le dieron muchos más palos de los que merecía, porque a pesar de sus defectos la serie tenía alma. Había buenos personajes, buenos conflictos, se apreciaba una evolución interesante en algunos de los secundarios (Ward Meachum siempre se llevó la palma) y algunas escenas no estaban nada mal.
Por eso duele especialmente la aberración que Raven Metzener, el showrunner de esta temporada 2, ha hecho de esta antes digna adaptación de Danny Rand. Para ofrecer un poco de contexto, Metzener fue el escritor de la película Elektra. Creo que con eso está todo dicho.
Visto en perspectiva, esta temporada falla a tantos niveles que no hay por donde cogerla. A menudo, mientras avanza la trama, uno llega a preguntarse si tamaño desastre narrativo no ha sido un acto de sabotaje. ¿De veras unos guionistas profesionales pueden perpetrar una historia tan absurda, mal contada y a rebosar de malas decisiones? Es casi como si hubieran desechado por completo el intentar contar una buena historia de Puño de Hierro, para tan solo enfocarse en la puesta en escena y en la acción (los dos aspectos más criticados de la primera temporada).
Sí, es cierto: la violencia ahora está más cuidada, con coreografías bastante atractivas. ¿Es esto suficiente para salvar Iron Fist? Por desgracia no. Ni por asomo. Y da pena, porque la entrega de los actores está fuera de toda duda. Danny Rand es probablemente el personaje más mal escrito de Netflix, pero Finn Jones consigue que aún así Danny mole. Y mucho, además. Jones es un actor que se parte la cara -a veces literalmente- por el personaje, que lo ama y se nota el trabajo que le ha dedicado, pero es que los guiones juegan en su contra. Y lo mismo puede aplicarse al resto del reparto, por desgracia.
¿De veras alguien es capaz de justificar el repentino cambio de Joy? Ahora no es más que una zorra sin corazón, y nada tiene que ver con el personaje que fue. ¿Y qué hay de Mary Walker? El giro sobre su personalidad múltiple es tan evidente que a nadie coge por sorpresa. Y como estas, hay multitud de elecciones nefastas que dan al traste con toda la evolución de los personajes, siendo el caso más clamoroso el de Danny.
Siempre he visto al Danny Rand de Netflix un poco como al Steve Rogers de Capitán América: El Primer Vengador. El corazón del grupo, la brújula moral que siempre quiere ver el bien en los demás, aunque estos le sigan fallando una y otra vez. Pero aquí Danny no es más que un matón adicto al poder del Iron Fist. ¿Dónde está el Danny Rand que juró seguir con el trabajo de Matt Murdock?
La temporada naufraga entre un mar de absurdos, hasta que parece remontar brevemente cuando Davos le roba el Iron Fist a Danny. Ahí había potencial para una buena historia, con Danny tirado junto al río a punto de morir. Ahí había esperanza. Luego, Danny le pide a Colleen que le entrene y todo termina por irse a la mierda.
El despropósito en el que entra la serie en ese momento es, sencillamente, bochornoso. Danny Rand, probablemente uno de los diez luchadores más letales del mundo, aceptando lecciones de Colleen. El chiste se cuenta solo. Sin embargo, los guionistas no se contentaron con esto. Querían hundir todavía más a Danny, y se emplearon a fondo. Solo así se explica ese sinsentido de Colleen afirmando que, para entrenar a Danny, debe distanciarse emocionalmente de él, provocando que rompan. Esto… ¿perdón? La lógica brilla por su ausencia.
Pero, como comentaba más arriba, los escritores lo dieron todo. Llegaron donde Harold Meachum no llegó, donde Davos no llegó: hundieron del todo al Iron Fist Inmortal haciendo que Danny afirme no ser digno y querer pasarle el poder a Colleen. Fue justo en este momento cuando ver Iron Fist, la serie, ya era un proceso doloroso. Sinceramente, creí por entonces que eso solo era un torpe intento de guión por llamar la atención, que en realidad no se atreverían a hacerlo posible. Pero vaya si se atrevieron.
Llegados a este punto, la serie entra en un sinsentido tal que incluso pueden permitirse el lujo de destrozar el clímax haciendo que sea Colleen quien se enfrente a Davos. Incluso se toman un capítulo entero, el décimo, a modo de epílogo.
Pero una vez más, a Metzener y a su equipo no les bastaba. Querían dar un golpe mortal a Iron Fist, enterrarla para siempre. Y así lo hicieron. Solo de esta forma se entiende que insulten a la inteligencia del espectador de tres maneras distintas:
- Resolviendo la trama de la familia de Colleen con una explicación en off de Danny, totalmente sacada de la manga y con prisas (“Oh, yo ya conocía esa historia, me sonaba el símbolo desde el principio pero no dije nada… hasta ahora”. Ok. Mis dieses.)
- Dando nuevos poderes a Colleen y a Danny. Probablemente, de lo peor que he visto en una serie en los últimos años. (Aquí es importante recordar el aviso legal del inicio. Puede que en el cómic, Puño de Hierro haya usado su poder a través de unas pistolas, pero aquí atenta contra la verosimilitud de la propia serie. Además… ¿parando una bala con dos balas brillantes? ¿Y Colleen haciendo que su chi fluya por su katana? ¿Qué puñetas es esto? ¿Naruto?)
- No explicando cómo demonios Danny recupera su poder. O mejor dicho, la explicación es de juzgado de guardia. (“Tú y yo, Colleen, somos el yin y el yang”. O sea, que están conectados. ¿Danny recupera el puño porque está conectado a Colleen? Entonces, ¿por qué Colleen no lo tenía desde el principio?).
Para ir cerrando la que sin duda ha sido para mí la reseña más dolorosa de escribir hasta ahora, aquí Iron Fist ha perdido un espectador de manera definitiva. Y es una pena, porque disfruté de Danny Rand en Iron Fist y en Los Defensores.
Supongo que siempre me quedará Ward Meachum. El único personaje tratado con respeto.