Luke Cage vuelve a Netflix en su segunda temporada para experimentar las consecuencias de su primera temporada y de la miniserie de Los Defensores. Mucho ha cambiado en la vida del héroe desde la primera vez que le vimos sirviendo copas en ese bar de Nueva York durante la primera temporada de Jessica Jones. Ahora, buscado o no, Luke es el héroe de Harlem y está decidido a ser su salvador.
Una vez más, la cultura afroamericana sigue siendo el principal valor de identidad de la serie, mostrando una faceta de la vida neoyorquina que para muchos nos es desconocida. Los problemas entre bandas, la exclusión social y la pobreza vuelven a ser el hilo conector de una temporada que pretende captar la atención del público sobre problemas reales y latentes en nuestra sociedad. Y quizás sea esto lo más aplaudible de esta nueva temporada. También es digno de mención el esfuerzo que se ha hecho esta temporada por seguir representando ya no solo a personas negras, sino también mujeres. Misty Knight ya fue una de los MVP de la primera temporada y en esta suma y sigue.
De hecho, uno de los grandes aciertos de esta temporada es el desarrollo de los personajes secundarios. Tanto Knight, como Shades o Mariah Dillard aumentan su atractivo como personajes al contar con más historias propias y arcos. Sin embargo, por mucho que disfrutemos las apariciones en pantalla de los lujosos secundarios, esto solo sirve para acentuar la falta de interés que a veces se puede llegar a sentir por el héroe titular. A Luke Cage le sigue faltando carisma y encanto. El actor Mike Colter, por mucho que lo intente, no consigue sobresalir con su Luke. Y eso que el personaje ha evolucionado mucho. Ahora, el autoproclamado defensor de Harlem ya no huye de la idea de ser un héroe. Está dispuesto a serlo para salvar a su gente, para salvar su barrio, su Harlem. Incluso, ya no le hace ascos a ser un héroe de alquiler.
Y desde luego que Harlem necesita un héroe. La amenaza de Bushmaster es latente desde el principio. Estamos ante un villano sin escrúpulos, sí, pero muy distinto en su forma de ser y de actuar al Cottonmouth de la temporada pasada. Bushmaster es otro tipo de amenaza, ya no solo por poder económico, sino porque ahora de verdad hay alguien capaz de hacerle frente cuerpo a cuerpo al hombre a prueba de balas. Pero esta aparición no hace que Shades y Mariah pierdan el protagonismo que se ganaron hace dos años. Ambos siguen suponiendo también una amenaza para Harlem, y sus actos dictan el curso de toda la temporada. El no ser situados como los antagonistas principales enriquece estos personajes y les da una nueva faceta más humana.
La música sigue siendo uno de lo semblantes de identidad de la serie, con grandes apariciones de representantes de la música negra. Por otro lado, tampoco ha variado, tristemente, la acción. Las actuaciones de pelea de Luke Cage siguen siendo igual de exageradas y aburridas. Ahora bien, los enfrentamientos de Bushmaster sí que consiguen cautivar. Su estilo de lucha es distinto, original y muy atractivo en pantalla. Así que, algo se ha progresado respecto a la última temporada aunque no sea con el protagonista.
En general, se podría resumir que, aún con sus fallos, la serie mejora respecto a su primera temporada. La trama engancha más gracias a la aparición de un agente externo, Bushmaster, que pone en movimiento los bandos de Cage y de Mariah para crear una trama más enrevesada en la que Luke siempre parece ir un paso por detrás.