Con el estreno de Vengadores: Infinity War a escasos metros, puede que la película de Black Panther (Pantera Negra) pase desapercibida para algunos. Sin embargo, esta es una de las mejores película de origen de Marvel Studios.
Sí, efectivamente, técnicamente ya vimos a T’Challa ponerse el traje de Pantera Negra en Capitán América: Civil War, donde el personaje hizo su primera incursión en el UCM. Sin embargo, aún quedaría hacer una presentación propia de la mitología del personaje y de su entorno. Y eso es lo que nos ofrece la cinta dirigida por Ryan Coogler. Dejamos de lado a los Vengadores y todo lo que hemos visto antes del Universo Marvel para explorar una faceta completamente nueva. De hecho, el mayor atractivo que tiene la película es que es algo fresco y alejado de lo que ya hemos visto numerosas veces en este universo. La recreación de Wakanda es sencillamente soberbia, con un extenso trabajo para imaginar una sociedad ficticia que incluye arquitectura, lenguaje, tradiciones, vestimenta y gestos. Todo un laborioso trabajo detrás de las cámaras que nos lleva a un mundo fascinante del que solo querremos conocer todavía más.
Sin embargo, aunque ciertos aspectos visuales de la película son verdaderamente atrapantes, otros no lo son tanto. En demasiados momentos, sobre todo hacia el final, el traje de Pantera Negra chirría demasiado con CGI muy poco pulido. Y lo mismo se puede decir del traje del villano. Algunas otras escenas también se hubieran podido beneficiar más de un trabajo más delicado para evitar que se noten tanto los efectos de post-producción. Hay que reconocer que ahí Marvel estuvo por debajo de lo habitual. La acción, al menos, sí estuvo a la altura de los estándares de Marvel. Por otro lado, muy por encima de lo habitual estuvo la sensacional banda sonora. Una genial mezcla de estilos, con música tradicional y rap en ocasiones, hacen toda una gama sonora que acompaña al hilo de la película en todo momento.
Detalles técnicos aparte, la película realiza un fantástico trabajo para contar una historia de origen no solo de Pantera Negra sino también de Wakanda. Otro de los aspectos más novedosos de esta película, en comparación con otras anteriores, es el genial trabajo de introducción de nuevos personajes. No estamos habituados a que en las historias de origen haya cabida para más de dos o tres personajes secundarios. En esta ocasión, es un placer conocer a personaje tan bien construidos como Okoye, Nakia, Shuri o Everett Ross entre otros. Todos tienen sus momentos y sus arcos. Pero, claro está, el que se lleva la palma es el T’Challa de un soberbio Chadwick Boseman. El actor ya deslumbró en la citada Capitán América: Civil War, pero con más tiempo de pantalla es capaz de mostrarnos al Rey de Wakanda así como las facetas de hermano, enamorado o de hombre dubitativo ante el peso de la responsabilidad. De más tiempo de pantalla se beneficiaría también el villano Erik Killmonger. Sus motivaciones quedan claras, y están justificadas. Y es un digno adversario para T’Challa, quien sufre lo suyo ante él. Sin embargo, no llega al nivel de Loki sin tampoco caer en el saco de villano infrautilizados de Marvel Studios.
En resumen, Black Panther es una pausa de camino a Avengers: Infinity War más que enriquecedora. Es capaz de crear un coro de personajes de lo más interesante del UCM e ilumina, por fin, la ciudad de Wakanda con la majestuosidad que se merece. ¿Qué más se puede decir de una película que lleva el sello de Marvel Studios?