Si hay una franquicia que hoy en día mueve a más fans que Marvel en el cine esa es, sin duda, la de Star Wars. El reinicio en manos de Disney, que comenzó hace dos años con Star Wars: El Despertar de la Fuerza, seguirá su andadura a partir del 15 de diciembre con el estreno de Star Wars: Los Últimos Jedi.
Lo que más se criticó de la anterior entrega fue su falta de originalidad, ya que repetía en gran parte la estructura del Episodio IV, el primero en ver la luz en la saga. Afortunadamente, con Rian Johnson al mando de la nave (nunca mejor dicho), la película toma un rumbo más fresco y lejos de viejas directrices. Y lo bueno es que Johnson demuestra que no hace falta repetir para invocar la nostalgia. Por supuesto, la mitología de la saga impregna toda la cinta y podemos disfrutar de muchas referencias y uniones con la primera trilogía. Es decir, la original.
Los fans más clásicos se sentirán complacidos con los papeles de Luke y Leia, dos de los pesos pesados de la cinta. Tampoco faltan el resto de personajes nuevos que conocimos en la primera entrega de la nueva era, ofreciendo la película una narrativa dividida entre distintas subtramas. Es aquí donde Johnson demuestra su potencial para una nueva trilogía independiente. El director y guionista pone en valor su capacidad para imaginar nuevos aspectos del rico Universo de Star Wars, que ofrece posibilidades infinitas. La pena es que, al intentar abarcar tanto en una sola película, algunas cosas quedan cogidas con pinzas. El guión no es todo lo cohesivo que podría ser, y es inevitable detectar alguna que otra escena un tanto forzada. Así mismo, aunque a la película no le falta drama ni sus habituales giros y líos de familia, se podría haber dedicado más tiempo y énfasis a determinadas secuencias que muchos de los fans más puristas habrían agradecido.
Casi todo el peso de la película se lo lleva la acción. El aspecto visual es todo lo impresionante que uno podría esperar de una película de la saga. Como no podía ser de otra forma, contamos con las habituales naves y armas, más algunas nuevas ideadas para la ocasión. Es tal la espectacularidad de la película, que es fácil pasar por alto los errores antes mencionados. La historia consigue sumergirnos en un viaje de efectos especiales y personajes interesantes que evolucionan a lo largo de la película, muchos de los cuales mejoran respecto a la última entrega. Sin entrar en terreno de spoilers, uno de los personajes mejor desarrollados es el de Kylo Ren, quien fue muy criticado en su presentación.
En resumen, no estamos ante una historia perfecta. Sin embargo, este episodio mejora muchísimo respecto al anterior y es 100% disfrutable. Puro entretenimiento lleno de lo mejor del universo de Star Wars.