Es difícil valorar una serie de televisión, o en este caso de Netflix, sin haberla terminado de ver. Pero, habiendo visto solo los seis primeros episodios de Marvel’s Iron Fist podemos decir que la serie está muy por debajo de sus posibilidades.
La serie pretende ahondar en la vuelta de Danny Rand a su hogar, Nueva York, y su intento por recuperar la vida que dejó atrás hace 15 años. Los parámetros esenciales de la historia original del Puño de Hierro (Iron Fist) de los cómics se adapta con algunas licencias en lo que respecta al accidente de Danny y su familia en el Himalaya. Historia sobre la que, al menos de momento, no se revela mucho salvo por algunos muy, pero que muy, repetitivos flashbacks. Aún así, la serie no se corta a la hora de esbozar algunos elementos místicos que ya vimos introducidos en Doctor Strange (Doctor Extraño) y que mantienen una gran relación con la mitología de Puño de Hierro.
Sin embargo, todas estas nociones no se nos revelan en los primeros episodios, donde asistimos a una serie de capítulos lentos y que no revelan aparentemente nada. Este quizás sea uno de los mayores problemas de la serie, su lentitud. La historia se desarrolla a tropezones y sin ningún rumbo fijado en el horizonte. No es posible saber hacia donde deriva la serie, aunque hacia la mitad de la temporada se van ya esbozando las líneas maestras de una segunda parte que parece más prometedora. Y es que la serie avanza in crescendo, calentando motores poco a poco, pero no es suficiente para justificar la falta de ambición en los primeros episodios.
Si bien la serie del anterior defensor, Luke Cage, también fue criticada por su bajo ritmo, al menos en esta ocasión el personaje protagonista consigue salvar los muebles. Interpretado por Finn Jones, Danny Rand se nos muestra como un chico con carisma y buen corazón. Es un héroe aún sin sus poderes, demostrando sus ganas de hacer lo correcto. Aunque la historia de la serie pueda tener algunos problemas argumentales, al menos el personaje está salvado, lo cual siempre da esperanza de que se pueda mejorar en el futuro. El resto del reparto está completado con algunos blancos y negros. Sin duda alguna, el otro personaje que mejor caerá y gustará a los fans es el de Colleen Wing, quien se nos muestra como una chica de armas tomar. Otros personajes se nos presentan quizás más estereotipados o exagerados, como Harold Meachum. La inclusión de Hogarth, proveniente desde la serie de Jessica Jones, ayuda a aumentar la mitología de Puño de Hierro en la serie, aunque el personaje dista un poco del que vimos por primera vez.
La acción es un punto clave en cualquier serie de superhéroes, y más si el protagonista es un experto en Kung-Fu. Sin embargo, en esta serie no llega al nivel que debería tener. Por comparación, diremos que no llega al penoso nivel de Luke Cage, pero tampoco está ejecutada con el mismo mimo que en Daredevil. Aunque de vez en cuando podremos disfrutar de algún movimiento sorprendente entre las coreografías.
Añadir que esta crítica no pretende sentenciar la serie. Al igual que con el paso de los primeros capítulos ha ido mejorando, esperamos que en la segunda mitad de la temporada la serie siga ese curso para ofrecernos un final a la altura del personaje y su historia. Y, aunque no sea la serie que esperábamos, por los menos es lo suficientemente entretenida y merece que se le eche un ojo. Sobre todo de cara al próximo estreno de Los Defensores en verano.