Marvel Studios sigue aprovechando el tirón de las películas de superhéroes sin acomodarse. Parece mentira que, en un universo con 13 películas a sus espaldas y tantos personajes viviendo en él, todavía haya cabida para nuevas historias de origen. Pero Marvel ha vuelto a demostrar que aún tiene mucho que ofrecer y muchos rincones que explorar. Doctor Strange (Doctor Extraño) no marcará un antes y un después en el género de los superhéroes, ni mucho menos en la industria del cine, sin embargo hay que aplaudir su frescura y originalidad.
Si bien Marvel Studios ha añadido nuevos ingredientes a su ya clásica fórmula, es imposible en ocasiones no pensar que estamos viendo algo que ya hemos visto anteriormente. Es algo inevitable cuando ya has contado tantas historias de origen. Pero una vez superado el primer tramo de la película, que no por ser algo repetitivo desmerece, la magia ocupa la pantalla para ofrecernos un espectáculo nunca antes visto. Los efectos visuales son de lo más atractivo de la película sin ninguna duda. El universo parece un juguete en manos de los hechiceros. La magia adopta distintas facetas e imágenes a lo largo de la película, algunas siendo originales y otras bebiendo directamente del material fuente. Steve Ditko jamás se hubiera imaginado que algún día alguien reflejaría de forma tan perfecta sus dibujos en una película.
Pero no todo son efectos visuales en esta película, aunque sean lo que más destaca por su novedad. El guión es una más que sólida historia de origen para el Doctor Extraño. Podemos ver como Stephen pasa de ser un arrogante cirujano a aprender poco a poco las artes místicas de la magia y a controlar su gigantesco ego. Uno no aprende de la noche al día. Y en este punto la película hace un buen trabajo mostrándonos la evolución de Stephen, hasta el punto de que al final de la película somos conscientes de que aún le queda mucho trabajo por delante.
Dentro de la labor del guión hay que alabar también la caracterización de los personajes. Obviamente, el más desarrollado es Stephen Extraño. Y es que Benedict Cumberbatch interpreta al personaje de forma espléndida, mostrándonos la evolución natural del personaje hasta llegar al héroe. También quisiera destacar otro personaje que, a diferencia de lo que suele ocurrir en otras películas con los personajes secundarios, tiene una evolución muy bien llevada a lo largo de la película. Y es que podríamos decir que también estamos ante la historia de origen de Karl Mordo, interpretado por Chiwetel Ejiofor. El resto de actores dan la talla sobradamente, aunque hay que reconocer que sus personajes no tienen la misma profundidad y se quedan algo más planos.
Entrando en los aspectos marvelitas, la película rinde un fabuloso homenaje a su fuente. Tenemos muchísimos guiños, imágenes calcadas a las vistas en los cómics, referencias al resto del UCM y dos escenas post-créditos que no hay que perderse, aunque una es más bien un vistazo al futuro de la franquicia individual. Cualquier fan del personaje, o del UCM en general, disfrutará como un enano sin ninguna duda.
En resumidas cuentas, no, no es la película del año, pero es una película que merece la pena absolutamente y que ofrece entretenimiento continuo, así como muchos momentos que dejarán a los espectadores con la boca abierta. Incluso, si alguien puede verla en 3D, es más que recomendable. Una parada más en el camino a Infinity War que merece la pena visitar.