¡Y llegó el esperado final de temporada de Agents of S.H.I.E.L.D.! Con un genial doble capítulo se cierra la trama principal de esta tercera temporada y se abren nuevos caminos para la próxima, pero ¿ha estado el final a la altura?
Teniendo en cuenta la cantidad de altibajos que ha habido a lo largo del año y que, a pesar de todo, podríamos decir que el nivel ha sido bueno, este final ha sido un buen colofón a lo que llevábamos visto. El doble capítulo, concebido casi como uno solo, empieza con mucha acción y tensión desde el comienzo. Hemos llegado a la recta final, y eso se nota durante todo el tiempo que duran ambos episodios.
Más allá de la continua acción y la sensación de que estábamos ante un final de temporada, otra carta que quisieron jugar los guionistas para mantener al espectador pegado a la pantalla fue el anticiparnos una muerte de uno de nuestros agentes. De este modo, con las pistas ya mostradas, los guionistas se divierten haciéndonos un recorrido, a modo de cadena, entre distintos personajes que responden en determinados momentos al perfil del agente destinado a perecer. Sin embargo, la sorpresa nos la llevamos al final, aunque quizás muchos ya la advirtieran. Pues, a pesar del continuo despiste con los vaivenes de la dichosa cruz, la pista real estaba en la conversación que mantiene Lincoln con Coulson sobre su destino y no saber donde encajar. Aquí es donde realmente nos dicen quién va a morir y por qué. Todos los Inhumanos tienen un propósito, y Lincoln no veía más allá de su futuro después de Hive, precisamente porque no lo hay.
Es curioso el papel que ha jugado el propio «Chispas» en este capítulo, siendo en ocasiones comparado con Jesús. Una de las similitudes la vemos en la respuesta que le da Coulson a Daisy, cuando ella se culpa de la muerte de Lincoln, y este le dice que la culpa es de todos. Y es que, a pesar de las continuas desconfianzas por parte del Director hacia el Inhumano, es Lincoln quien se sacrifica por todos y paga por sus errores/pecados. Y, si por un lado tenemos la luz, por el otro la oscuridad. Hive es referido en varias ocasiones como el demonio, capaz de consumir las memorias y recuerdos de la gente, a modo de metáfora del alma. Capaz de atraer a la gente y subyugarla bajo su voluntad, Hive quería crear un nuevo mundo basado en sus ideales, y para ello iba a acabar con los humanos. Cosa que no ocurre gracias a Lincoln, quien salva a la humanidad haciendo un sacrificio último que conlleva también la muerte del demonio, Hive. Y ambos, desde el quinjet en el espacio, observan la Tierra y hablan como si ya no fueran ni buenos ni malos, solo seres con ideas distintas de lo que es la vida. No hay enfrentamientos, hay calma entre los dos polos. Y entonces se acaba. Un espectacular desarrollo de ambos personajes y un perfecto final para los dos.
Sin embargo, quizás no fuera el final que todos esperábamos, al menos para Hive. Con tanto Inhumano suelto por ahí, muchos dábamos por hecho que la temporada concluiría con un espectacular enfrentamiento entre los Guerreros Secretos y el ejército de Hive. Pero, para nuestra decepción, no fue así. Quizás fue la guinda que le faltó a este doble episodio final, una lucha encarnizada con superpoderes y, ya sabéis, toda la parafernalia. Aunque tampoco podemos quejarnos por la falta de acción. Desde el inicio en la base de Hive con May dando felpa a los desfigurados súbditos de Hive hasta Fitz disparando una pistola invisible (¿a quién no le pilló por sorpresa?). Sin duda, el capítulo nos dejó geniales momentos y sería imposible comentarlos todos aquí.
Podríamos nombrar el viaje romántico que prepara Simmons, la despedida final del personaje de Ward con la vuelta de sus recuerdos a modo de resumen de su historia en la serie, la siempre sorprendente mano de Coulson, el hacha-escopeta (¿hachapeta?) de Mack, y muchas cosas más. Aunque también podríamos nombrar cosas que nos hizo preguntarnos este episodio, como ¿dónde está el Inhumano Joey?
Pero, pasemos a la otra parte interesante de este doble episodio. Porque, ¿qué sería un final de temporada si no nos deja con ganas de que llegue la siguiente? Y es que el epílogo del capítulo de esta semana nos lleva seis meses en el futuro, donde muchas cosas han cambiado. Para empezar tenemos a una Daisy que se ha desligado de S.H.I.E.L.D. y parece trabajar sola a modo de heroína callejera, cuidando en esta ocasión a la familia de aquel vagabundo que predecía el futuro. Además de ver cómo han evolucionado sus poderes, también logramos ver a Mack y Coulson como pareja de agentes a la búsqueda de la fugitiva Daisy. Para entonces descubrir que ¡Coulson ya no es el director de S.H.I.E.L.D.! Y así nos quedamos. Por supuesto, siempre hay cabida para especulaciones. Lo que todos querríamos es que Tony Stark fuera el nuevo director (como ocurre en los cómics tras la Civil War) e hiciera algún cameo. Lo que tampoco estaría mal es que Maria Hill tomara el rango, y lo que probablemente pasará es que el General Glenn Talbot o Melinda May hayan ocupado el puesto, en caso de que no fuera ningún nuevo personaje. Y por si fuera poco, la escena final, casi a modo de escena post-créditos, nos revela al profesor Radcliffe dando vida y cuerpo a su inteligencia artificial AIDA. ¿Villana para la próxima temporada?
Demasiadas preguntas. Y lo que es peor, demasiado tiempo hasta poder conocer las respuestas. Mientras tanto, valoremos este final de temporada y especulemos sobre la siguiente. Ya sabéis donde dejar vuestros comentarios.