Muchos de vosotros ya me conocéis. Para aquellos que no… en serio, mirad los periódicos (risas). O la revista Times, o la Forbes. Y no, no soy el de Windows. No, el de la manzana tampoco. Soy el otro, el de la perilla.
Me llamo Anthony Edward Stark, y hoy estoy aquí, ante todos vosotros, para pediros ayuda. Sí, habéis oído bien. Necesito vuestra ayuda. Os hablo a vosotros, vecinos y padres, hermanos y amantes. Justicieros, vigilantes, policías o simplemente buenos samaritanos. El juego ha cambiado, y me temo que la culpa es nuestra. De los Vengadores.
(Se ríe) A quién quiero engañar. No es culpa de los Vengadores. Es culpa mía. (Susurra) Siempre lo fue, ¿verdad, Pepper?
He estado en los peores campos de batalla del mundo. He visto cosas que nunca pensé que vería. He visto cosas que nunca desearía haber visto. Pero lo peor, lo peor no eran los monstruos a los que hacía frente. No, qué va. Ultrón, los Chitauri, panolis con látigos eléctricos, nada de eso era lo peor. Porque lo peor son las personas. Ver que les fallas, ver el miedo en sus ojos. Y saber que cuando te miran, cuando les dices que se metan en la bañera y los sacas de ahí antes de que su casa se desplome como un castillo de naipes, sabes que el miedo que les corroe es culpa tuya.
Pero eso se acabó. He firmado los Tratados de Sokovia, y espero que mis compañeros en los Vengadores sigan mi ejemplo. Espero que lo sigáis todos, porque esto no va de héroes grandes o pequeños. Esto va de responsabilidad.
Veréis, hace poco conocí a un chico, un buen chico. Habían matado a su tío. Un ladrón quiso quitarle el coche, pero no se detuvo ahí. Le disparó en el pecho.
No sé si esa muerte podría haberse evitado. Supongo que no. Sin embargo, el tío de mi chico dijo algo que me hizo pensar. Dijo que la gente poderosa, la gente como yo, nos olvidamos siempre de un hecho: que todo gran poder conlleva una gran responsabilidad.
Sí, lo sé, parece una frase sacada de una galletita de la fortuna. Pero pensad en ella.
Esa responsabilidad de la que habla, eso es aquello que siempre luchamos por proteger. Nuestros seres queridos, nuestro círculo. ¿Sabéis a quién me refiero? Claro que lo sabéis, todos tenemos alguien así. Cerráis los ojos y veis a esa persona. Aquella a quien llamáis cuando todo se pone frío y oscuro. Aquella a quien más miedo tenéis de perder.
Esa es vuestra mayor responsabilidad. Y vuestro mayor poder. Por esa persona, por ese poder vuestro, os pido que me sigáis. Que firméis también. Es vuestra responsabilidad.