Con un poquito de retraso, ya os traemos nuestra particular reseña del último capítulo de Agents of S.H.I.E.L.D., titulado Parting Shot.
Este capítulo, como ya sabéis, supone un pequeño paréntesis en la temporada para sentar las bases de la anunciada serie spin-of titulada Marvel’s Most Wanted. Sin embargo, hay que aplaudir que este paréntesis encaja perfectamente con el ritmo de la serie y no resulta nada forzada esta conexión.
Dicho esto, el episodio continúa la historia donde lo dejó el anterior, con la persecución de Gideon Malick al santuario de Inhumanos que están construyendo en Rusia. El episodio vuelve a los orígenes de la serie ofreciéndonos una historia de espionaje clásico contada mediante flashbacks y haciendo uso de todo el reparto.
Una vez más, el capítulo se centra en una sola trama, aunque esta vez con Bobbi Morse y Lance Hunter como cabezas destacadas del grupo. No en vano es su despedida. Podemos disfrutar de un capítulo lleno de acción, volviendo a ver a Pájaro Burlón (Mockingbird) y a May repartir leña como solo la Caballería sabe, a Mack con sus frases sentenciadoras y a Phil Coulson dirigiendo todo el operativo en la retaguardia junto a Fitz y Simmons. Daisy sigue sin tener ese protagonismo que tuvo en épocas anteriores, lo cual no viene mal para dejarla descansar y que otros personajes puedan lucirse. Lo mismo sucede con Lincoln, quien es baja en este capítulo. Aun así, la acción transcurre rápidamente, sin dejarnos tiempo para aburrirnos y con unas buenas imágenes. Por supuesto, no podía faltar el componente de ficción. Resulta especialmente interesante el poder del Inhumano ruso, capaz de manejar a su propia sombra, ofreciéndonos nuestra dosis semanal de ciencia ficción. Quizás se echó en falta, para acompañar, a Daisy haciendo uso de sus poderes.
Para rematar la trama de espionaje, tenemos una excelente escena con Phil Coulson y la pareja retenida. El diálogo resulta la mar de interesante, dándonos a entender los motivos para la marcha de los personajes de forma justificada aun con todo el pesar del Director. Pero, sin embargo, la palma del capítulo se la lleva la escena final. Quien no haya sentido algo de pena en la escena del bar no tiene sentimientos. Qué forma más elegante de despedir a unos personajes que, aunque apenas han estado dos años en la serie, se habían ganado ya el cariño de sus compañeros. La escena del bar, con alusiones de nuevo a los espías, toca nuestra fibra más sensible y nos consigue dejar con ganas de ver qué será de Bobbi y Hunter en su próxima aventura a duo.
Y, para no perder la costumbre, ¿qué os ha parecido este episodio a vosotros? ¿Quién echó alguna lagrimilla?