A pesar de estar teniendo bastante cuidado para no hablar demasiado sobre todo lo ocurrido detrás de las cámaras de la franquicia The Amazing Spider-Man, Andrew Garfield continúa reflejando su experiencia trabajando en esas películas, y cada vez suena peor.
En una entrevista reciente con The Playlist para hablar de 99 Homes, el actor británico habló sobre los retos que supone hacer una película que los jefes del estudio quieren asegurarse que llega a un público en masa.
La presión de hacerlo bien, de agradar a todo el mundo… Eso no va a ocurrir, terminas por no agradar a nadie, o a todo el mundo pero solo un poco. Es como, ‘Eh, estuvo bien’. Las películas son para el mercado en masa, como ‘Queremos que le guste a los hombres blancos de 50 años, que le guste a los adolescentes gays, que le guste a los intolerantes homófobos de la América profunda, que le gusta a las niñas de 11 años’. Eso es Coca-Cola enlatada.
Tras esto, Garfield comparte su sensación al ser liberado después de que se le echase de la franquicia de una forma un tanto brusca para ser sustituido por Tom Holland en el reinicio de Marvel Studios.
Ese aspecto fue una decepción. Especialmente para nuestro grupo que estaba intentando infundir alma, intentando hacerlo único, algo que fuese digno del precio de la entrada. Era sobre autenticidad, sabor y verdad, pero al mismo tiempo, comprendo que la gente quiera hacer mucho dinero, y van a gastar mucho dinero para que el parque de juegos sea tan grande como fue. No puedo vivir de esa forma, suena como una prisión, para ser honesto, vivir dentro de esas expectativas.
Sin embargo, que nadie espere que esto vaya a alejar a Garfield de las super producciones o el género de superhéroes.
Con una película como The Amazing Spider-Man, hay mucha proyección y expectación que es inherente a coger una historia y un personaje como este. Yo acepté el reto, y aún lo hago. No voy a alejarme de algo que mucha gente vaya a ver. Vamos, la vida es corta.