[Crítica] Xavier y Gino opinan sobre Cuatro Fantásticos

Póster de Cuatro Fantásticos

Curiosamente no ha sido una de las películas Marvel más esperadas, pero sí ha sido una de las que más hemos hablando en los últimos meses. Cuatro Fantásticos ha estado rodeada de polémica desde su misma concepción, apuntando a una producción in extremis para que Fox no perdiese los derechos de los personajes. El resto ya fue una sucesión de eventos un tanto llamativos que fueron desde las decisiones de casting hasta los rumores del propio rodaje. El resultado, un batacazo en taquilla de escándalo.

¿Pero es este fracaso merecido? Dos de los redactores de Espacio Marvelita opinan (Gino Gutiérrez y Xavier Arqueros), y ya os adelantamos que no desde el mismo punto de vista. A continuación tenéis ambas reseñas.

RESEÑA DE GINO GUTIÉRREZ

Sabiendo como sabemos de la fama que gozaba Cuatro Fantásticos ya incluso antes de su estreno -una recaudación irrisoria, críticas muy destructivas, el propio Josh Trank desvinculándose de la cinta-, hay que reconocer que las expectativas eran bajas. Más que bajas. De hecho, esta película ya ha sido bautizada como «la peor película de superhéroes», debido al pobre índice que logró cosechar en Rotten Tomatoes. Ahora bien, ¿hasta qué punto es eso cierto?

Haciendo un poco de abogado del Diablo tengo que decir que no, Cuatro Fantásticos no es tan mala. Entiéndase que no es una maravilla, desde luego, pero una vez visto el film la gran cantidad de palos recibidos es sin duda algo exagerada. Olvidable, prescindible, con sus aciertos pero con muchos otros errores, y nada más. Sería injusto añadirla al saco de las otras «joyas» como el Daredevil de Affleck, el Motorista Fantasma, Jonah Hex o Catwoman, por ejemplo. Puedo afirmar que, pese a no ser un gran logro, supera a la versión anterior del cuarteto.

Una vez encajado en la butaca del cine y con las palomitas en la mano uno entiende la fractura entre director y estudio. Es un hecho físico, casi tangible. Casi podíamos decir que se trata de dos películas; la primera mitad es indudablemente la obra de Trank. La segunda -concretamente el tercer acto- es un desastre de proporciones bíblicas que lleva el sello de la Fox. El cisma entre ambas partes alcanza tales extremos que uno llega a plantearse si realmente la producción a corrido a cargo del mismo equipo. Mientras que la primera mitad cuenta con una fotografía cuidada, un apartado visual gratamente escogido -muy fan del «uniforme», así como de la Cosa -y una dinámica no brillante pero si prometedora, la segunda echa por tierra los méritos cosechados con un Doctor Muerte al que habría que devolver a Oz, junto a su primo de Hojalata.

Con Muerte hablar de esperpento es quedarse corto. No tanto como personaje en sí -entiendo que integrar un personaje que aúna misticismo y tecnología en una cinta de ciencia ficción superheroica es casi un galimatías-, sino como diseño. Casi parece que el presupuesto se les hubiera acabado cuando llegaron a rodar a Muerte. Y no solo Muerte se ve lastrado por este afán destructor; el cuarteto luce de pena en el cierre de la cinta. La batalla es anticlimática, mal narrada y en ningún momento llega a hacernos sentir más que simple y llana indiferencia.

Nada que ver con el metraje previo. Como digo, nada del otro mundo, aunque cabe recalcar que algunos conceptos, así como el planteamiento de la cinta en sí, son dignos de elogio. Dejando de lado las opiniones personales sobre el tema de los derechos cinematográficos y centrándonos únicamente en la película en sí, puedo entender que Fox se la juegue con una secuela, a pesar del fracaso de esta propuesta. Hay potencial. Se percibe, aún bajo ese montón de, en opinión de un servidor, malas decisiones. Escribir sobre la Primera Familia es siempre más complicado que cualquier superhéroe convencional. De hecho, en la historia del cuarteto pocas han sido las etapas que puedan calificarse como memorables. Obviando a Lee y a Kirby, tan solo John Byrne logró hacer del primer cómic de Marvel una obra maestra. Y es que el tono, la esencia de la historia aventurera no supieron captarla ni con Ultimate Fantastic Four (al menos, en los primeros 20 números). Y por supuesto, Los 4 Fantásticos bebe completamente de esta versión moderna.

Cuidado con los SPOILERS

Este acercamiento definitivo, con un cuarteto joven e inexperto ya atenta contra el concepto de «familia». Esto no es una familia, es otra cosa. Sin embargo, hay piezas que sí funcionan. Miles Teller, por ejemplo, es Reed Richards. Y lo mejor es que es un Reed Richards humano. Uno capaz de huir por miedo, de dejar a sus compañeros… para luego resarcirse. Sue funciona, con una Kate Mara que ha logrado captar un punto de «genio» con Sussan. Y gracias, de verdad que gracias por no germinar una forzada historia de amor entre ambos. Quizás ya habrá otro momento para ello.

Mención aparte merece Ben Grimm. No tanto por su producción -que considero acertadísima-, sino por el giro del personaje. El sobrino favorito de tía Petúnia ha tenido etapas verdaderamente depresivas en el cómic. No es para menos. Sin embargo, ese aura de tristeza, de alma en pena, termina por agotar. No es creíble si detrás de todo ello no existe una sólida amistad con Reed. Por ello me encantó la manera en la que Ben afronta su condición en la cinta: ira, enfado, incluso con ciertos tintes de venganza. Sin miedo a echar la culpa de todo a Reed.

Estas piezas, las cuatro -quizá Johnny es el más plano de todos ellos- funcionan. Pero no terminan por encajar. Es un sentimiento extraño, pero esta ausencia de dinámica grupal viene dada por un único hecho: el tijeretazo de la Fox.

La cinta es corta; unos 100 minutos. 100 minutos a los que les cuesta arrancar, sigue un poco en ese sentido la senda de Batman Begins -salvando las distancias, claro-. Y de estos 100 minutos prácticamente en ninguna escena vemos al cuarteto interactuar. Ni juntos ni por separado. Y ese es el gran error. Si hablamos de la «Primera Familia», la prioridad del equipo es hacer de ellos eso: una familia. Pero auguro que desde el estudio juzgaron que dichas escenas -que existir, existen- eran prescindibles, que no aportaban nada a la trama. Este modus operandi, visto en retrospectiva, es propio de la Fox. Salvo X-Men: Primera Generación, donde Vaughn consigue hilvanar al grupo, el resto se reduce a Logan y sus colegas. Y eso, teniendo en cuenta que tras él está la oscarizada Halley Berry, o personajes tan potentes como Scott «Medesintegranalinicio» Summers, es un delito capital.

En conclusión, Cuatro Fantásticos no es el desastre pronosticado. Cuenta con fallos garrafales, pero hay muchos otros aciertos, como la escena del accidente -toda una lección de narrativa audiovisual por parte de Trank, con un Reed en estado de pánico mientras se arrastra y ve arder a Johnny- o el acercamiento a que el gobierno los retenga para usarlos como agentes del orden capitalista americano. Una cinta en ocasiones amena, en ocasiones tediosa, en ocasiones desastrosa, que de llevar las siglas de otro estudio bien seguro su recaudación -y sus críticas- no hubiera sido una debacle tan mayúscula.

RESEÑA DE XAVIER ARQUEROS

Imaginad que entramos en un restaurante del que nos han dicho se come muy bien. Al sentarnos en la mesa y coger la carta empezamos a oír gritos, llantos y  el ruido de vajilla romperse desde la cocina. Miramos al camarero con ojos dudosos inquiriéndole con la mirada si sigue siendo buena idea quedarse. Éste nos dice que no nos preocupemos, que todo está solucionado ya, que eso que hemos oído son tonterías y que tal vez se haya caído algo que haya que rehacer pero nada de lo que preocuparse.

Ahora imaginaos que somos un poco morbosos y a pesar de las claras banderas rojas que hemos presenciado queremos quedarnos a probar la comida. Esas discusiones en la cocina quizá fueron algo puntual y puede que la comida que servirán como producto final estará a la altura del nombre del restaurante y de su jefe de cocina.

Una hora y cuarenta minutos más tarde salimos del restaurante con mal sabor de boca y aún con hambre. Sabiendo que lo tenemos merecido por habernos quedado a comer allí. La comida estaba servida con guarnición extra de excusas y nos han hecho perder tiempo y dinero. Y por supuesto que al salir hemos tirado la basura la tarjeta promocional que nos informa de un nuevo menú en 2017.

Josh Trank: de joven promesa a suicidio profesional

Ahora hablemos de algo diferente, como de Cuatro Fantásticos. La nueva película del estudio 20th Century Fox, el que nos trajo títulos como X-Men: Días del Futuro Pasado o X-Men 3: La Decisión Final. En este filme la dirección corre a cargo de Josh Trank, un joven y prometedor director que antes había hecho un corto con cien dólares de presupuesto y una película sobre chavales que obtienen poderes y deben aprender a vivir con ellos: Chronicle. No sé por qué, pero algo me dice que Trank y Fox no tenían la misma idea cuando se pusieron a escribir, producir o editar esta nueva versión de la superfamilia de Marvel. Básicamente nos encontramos ante una película que nadie ha querido y de la que todo el mundo quiere lavarse las manos sobre su implicación en ella. Cuando el director de la película suelta en Twitter que esto no es lo que quería que viéramos y, por otro lado tenemos a uno de los guionistas defendiéndola diciendo que no cree que sea un desastre, está claro que no vamos a encontrarnos ante una obra maestra.

El cine es subjetivo, y por descontado que habrá gente a la que le guste esta película. Yo sin embargo no puedo hacer más que envidiar esos cerebros superiores que cuando presencian el horror son capaces de editar la película instantáneamente en su mente para convertirla en una experiencia agradable. No puedo imaginar otra explicación para llegar a apreciar Cuatro Fantásticos.

Un origen lleno te tópicos, falto de humor, seriedad y visión

La película comienza en las afueras de Nueva York, donde un niño llamado Reed Richards trata de construir una máquina de teleportación usando una docena de Nintendo 64, otros cachibaches y la electricidad del barrio entero. Esta tópica introducción con niños tratando de actuar nos sirve para enseñarnos que Reed es un genio y que ha hecho un nuevo amigo: Ben Grimm. Por suerte no pasamos mucho más tiempo con los niños y damos un salto de 7 años hasta el presente, donde dos hombres hechos y derechos tratan de vendernos que están en una feria de la ciencia de instituto. Tras una demostración y, ser incomprensiblemente suspendidos, el Doctor Franklin Storm del Instituto Baxter recluta a Reed, ahora interpretado por un soso Miles Teller para su fundación de jóvenes talentos. A Ben (ahora con Jamie Bell como actor) lo dejamos de lado hasta que haya que llenar un hueco más tarde en la trama.

Tras una incómoda y torpe introducción del resto de personajes, empieza la construcción de la Puerta Cuántica, o sea una versión grande y cara de lo que Reed había construido en su garaje siendo un niño.

Hay personajes principales en esta película que apenas hablan unos con otros. Nos cuentan que Johnny (Michael B. Jordan) y Sue Storm (Kate Mara) son hermanos pero solo se dicen un par de líneas de diálogo durante todo el largometraje. Ben Grimm tiene una especie de amistad con Reed Richards pero su interacción es mínima y, cuando más adelante hay conflicto entre ellos este ni se resuelve ni se explora, sencillamente se olvida. Uno pensaría que teniendo una película con tan poca acción se aprovecharía el tiempo para que las relaciones y el desarrollo de los personajes fuera uno de los puntos fuertes del filme. No obstante Fox nos enseña son aburridas escenas de exposición científica, diálogos de vergüenza ajena y una guía de cómo desperdiciar el talento de jóvenes actores en pantalla.

Una guía de cómo desperdiciar talento y dinero

Hablando de desperdicio, Toby Kebbell toma el papel de Víctor Domashev Von Muerte, al que se nos introduce como un hacker anarquista en contra del orden mundial al que con un par de escenas nos harán saber que no esperemos nada bueno de él. Es curioso cómo causó controversia que hubiera un Jonny Storm no caucásico, pero por otro lado la película se toma a broma meterse con la nacionalidad de Víctor en varias ocasiones. Por cierto parece que ese famoso acento de Europa del este del que estaba orgulloso el actor se perdió en el olvido, tal vez esté en el mismo sitio que la película que nos vendieron antes de ponernos esto.

Cuando Reed, Víctor y Johnny deciden ser ellos los primeros exploradores en llegar al Planeta Cero (Así es como llaman a la nueva dimensión) su interacción ha sido tan limitada que no solo no sentimos conexión alguna entre ellos, sino que no nos importa lo que les ocurra a ninguno de ellos. No me parece mal que Reed quiera compartir ese momento con su amigo Ben, pero lo que no puedo comprender es a quién se le ocurrió dejar de lado a Sue, el único personaje femenino en todo el filme. Lo único que se me pasa por la cabeza es que mejor que vayan los hombres primero, no vaya a ser que una tortuga gigante se lleve a la chica y haya que saltar y comer setas para rescatarla.

El ritmo y la trama se estancan en un guión que avanza a trompicones

Cuando estaba viendo la película me pregunté qué sería lo que llamaba a Víctor a meter la mano en la misteriosa lava verde que infestaba el Planeta Cero. Más tarde descubrí que en Cuatro Fantásticos la «lava verde» era un eufemismo que servía como comodín para las exigencias del guión.

No todo es horrible, hay algunos momentos buenos, donde se atisba un destello de la película de terror y ciencia-ficción que nos prometieron. Por ejemplo cuando reciben sus poderes es espeluznante, y te hace pensar cómo van a afrontar los personajes sus nuevas habilidades. Más, después de eso es cuando hay un salto temporal que transforma lo que hasta entonces es una mediocre película de ciencia-ficción en una completa abominación.

El salto temporal nos ahorra interacción y desarrollo, justo lo que necesitábamos…

Las preguntas empiezan a acumularse en cola, empujándose y colándose sin cesar. Pero parece que a la película le da igual, porque no van a molestarse en responder ninguna. Sencillamente esperarán que con un poco de acción al final te olvides de ellas. Y podría haber funcionado, si al menos hubiese una escena de acción decente.

El final de Cuatro Fantásticos ocurrió probablemente cuando uno de los guionistas se puso a mirar a su hijo de seis años jugar con muñecos. Una escena de acción que se ve lenta y llena de tópicos de superhéroes como el ya cansado rayo azul que cae del cielo.

Una batalla final digna de la película: estúpida, torpe y llena de tópicos

No creo ni que merezca la pena hablar del pobre Dr. Muerte. Una vez más tendremos que volver a esperar años y años para ver en la gran pantalla una adaptación digna de uno de los mejores villanos de Marvel. No os molestéis en preguntaros por qué quiere destruir el mundo, o por qué tiene esos poderes, o por qué tiene ese aspecto, todo es culpa de la lava verde.

En definitiva la última entrega de la superfamilia es una catástrofe en todas las tablas. Los tráilers nos vendieron acción y un montón de escenas que ni siquiera están en la película. El director y el guionista nos prometieron una película de ciencia-ficción y terror con una ambientación que quería homenajear a películas como La Mosca. Más lo que nos han dado es un filme aburrido, sin desarrollo ni interacción entre unos personajes que a nadie le importan y con cambios de tono y ritmo por todas partes. Para mí Cuatro Fantásticos es la peor película de superhéroes en años y espero que lo siga siendo durante muchos más.