Durante la recién terminada Comic Con de Gijón 2015, Espacio Marvelita tuvo la ocasión de sentarse con el legendario dibujante de cómics Carlos Pacheco y hacerle unas preguntas.
El artista español ha dibujado de todo en su larga carrera. Sus dibujos han ilustrado cómic tanto de DC como de Marvel. Podemos destacar sus etapas en Superman, Los Vengadores, Los Cuatro Fantásticos, y un largo etcétera.
Pero presentar este pedazo de artista al lector habitual parece más que innecesario, así que sin más, a continuación os dejamos nuestra particular entrevista a Carlos Pacheco.
Espacio Marvelita. Con todas las influencias que hay hoy en día del mundo del cine sobre los cómics, ¿hay alguna imposición a nivel gráfico por parte de las compañías?
Carlos Pacheco. Sí, claro. No es una cuestión personal, es una cuestión de la compañía. Ten en cuenta que el éxito de las películas obliga a que los personajes tengan que ser plasmados de una determinada manera y que, en el fondo, al final los cómics no dejan de ser el tráiler pobre de las películas, que es lo que les interesa a – iba a decir editorial – pero ya no son editoriales, son otra cosa. El cómic ha pasado a ser el hijo pobre, el hijo tonto, de estas compañías porque lo que les da dinero de verdad, lo que genera beneficios, son las películas. Las ventas del cómic están tan estancadas en los últimos años que la propia existencia de la continuidad del mundo del cómic peligraba muchísimo. Los autores cobraban cada vez menos, las tarifas era mucho más bajas. Hoy en día las compañías se sanean gracias a esas películas y se puede vivir con una cierta tranquilidad.
A mi como fan de los cómics, personalmente me molesta que hoy en día en vez de adaptarse los cómics a películas sea al revés, y sean las películas las que se adaptan al cómic.
Claro, porque los superhéroes han vivido en el mundo de los cómics porque hasta ahora era el único sitio donde han podido tener una cierta dignidad épica. Cualquier adaptación televisiva o cinematográfica que hiciesen con estos personajes quedaba muy pobre. El Batman de Adam West quedaba muy ridículo. Hablamos del propio Adam West como hablamos del Hulk de Bill Bixby o incluso el propio Superman de Richard Donner. Tenía valor como película en sí misma, pero no mostraba el Superman que se podía mostrar en los cómics. Pero claro, ¿qué ocurre?, hoy en día con los efectos infográficos se ha conseguido un despliegue que efectos que sí funcionan e incluso de puede ir más allá de a donde se llegaba en el mundo de los cómics. Eso hace que el superhéroe de hoy día esté en franca retirada de la popularidad que tuvo hace un montonazo de años. Los cómics de superhéroes de hoy día no tienen absolutamente nada que ver con que era hace apenas treinta años.
Es lo que tú decías antes, que ahora el cómic se ha convertido en el tráiler de las películas.
Sí. El tráiler pobre encima. Han perdido esa coherencia interna. De hecho, antes, los éxitos editoriales los fabricaba el público. Iban subiendo las colecciones poco a poco en ventas, iban ganando público. Antes, para que una colección se consolidase en el mercado, pasaba muchísimo tiempo. Hoy día, los éxitos, entre comillas, porque hoy día un éxito editorial es una colección que vende la misma cantidad por la que hace algún tiempo se cerraba una colección. Hoy día, la cifra de ventas que mantiene una colección son cifras de venta que hace unos años obligaban a una editorial a cerrar la colección. Entonces, es lo que es. Arriba, los que se visten de traje y chaqueta están contentísimos, pero en la parte creativa la situación es un poco complicada.
Como fan de tu trabajo, cuando leo tus obras, noto ciertas diferencias en tu estilo según el tema que dibujes. ¿Estas modificaciones son autoimpuestas, te salen sin más o directamente crees que no hay diferencia entre tus dibujos?
Yo no considero que no haya habido variación. Claro que la ha habido. De hecho tiene mucho que ver con lo que hablábamos, yo no puedo entender que haya un autor que aplique las mismas técnicas cinematográficas para un género negro y para un western. Aunque sea el mismo medio, los géneros son distintos y cada género exige un tipo de reglas particulares. Eso no quita para que tú, dentro del género, puedas romper esas reglas y hacer un western de género negro. O puedes hacer un western especial tipo Johnny Guitar. Pero el género senso-estricto, requiere una serie de reglas que tienes que desarrollar. Eso significa que si tú tratas una colección, si tú estás en una colección donde predomina la ciencia ficción, como por ejemplo Los Cuatro Fantásticos, que no dejan de ser una producción de los años 60. Tú ahí tienes que aplicar unos criterios creativos completamente distintos que los que aplicas cuando trabajas en Capitán América. Yo soy de los que, cuando se acerca una colección, asume que eso implica un cambio en los patrones historietísticos en los que tú trabajas. Y además también está el paso del tiempo, si un autor no cambia a lo largo del tiempo, un autor no aprende – yo lo llamo aprender, otros lo llaman de otra manera – pues prácticamente no tiene sentido su carrera. Otra cosa es que los autores coincidan con la estética del momento. Yo, por ejemplo, en música soy muy fan de Neil Young. Y he crecido con toda la evolución del tío Neil, pero sigue siendo él.
¿Cómo crees que el trabajo del colorista puede afectar al dibujo a lápiz original?
El trabajo del colorista no es que afecte al dibujo original, es que afecta al propio medio. De hecho, cuando aparece el color infográfico, esto lo contaré yo muchísimas veces, mucho antes de que yo empezara a ser dibujante profesional, se aplicaba un color para que el tebeo no se publicase en blanco y negro; pero el color infográfico cambia radicalmente el aspecto de los cómics. Empezó a darse relevancia cromática a cosas que hasta entonces eran poco importante. Por ejemplo, el metal. La textura y los brillos que se le aplican a una superficie metálica, con la tetrocromía no se iba a ningún lado, pero con el color infográfico se le da una dimensión absolutamente impactante en aquel momento. Eso hace que los personajes estén cargándose de metal y hace que los personajes se carguen de armas. Todo eso unido a la visión política de los 80, previa a la caída del 11-S, con toda esa efervescencia de la violencia que se precognizaba con la Guerra del Golfo junto con la aparición de la infografía hace que los personajes cambien y dejen de ser gente con buenas intenciones a gente que va pegando tiros por ahí a diestro y siniestro. Que también hay que dudar mucho de las buenas intenciones de alguien que se toma la justicia por su mano.
En el mundo del cómic, sobretodo hoy en día, encontramos una gran variedad de estilos, está el estilo clásico, está el amerimanga – en el cual tu hiciste una pequeña incursión – luego hay otros estilos más personales, como el de Skottie Young por ejemplo. ¿Tú en qué categoría de clasificarías?
Yo me clasificaría en el estilo que tengo yo. No sé cuál es todavía. Mi estilo puede ser consecuencia de las muchísimas influencias que yo he tenido a lo largo de mi vida. Mi estilo está influido por gente como Giraud, como Uderzo, como Neil Adams, como Buscema, y toda la mezcla de la gente que a mí me hicieron conformar mi gusto estético pues es la que define mi estilo. Mi estilo lo definen todas esas influencias directas. Lo cual no quiere decir que después no tenga interés en otros autores. Pero ahí ya estamos hablando de otra cosa, porque son referentes intelectuales pero no son referentes que integran tu estilo. Yo creo que mi estilo, a la hora de dibujar, tiene un componente europeo considerable, le doy mucha importancia al “background”, a donde se desarrolla la acción. En Estados Unidos hasta hace muy poco eso no tenía ningún tipo de relevancia.
Por último, ¿un guionista con el que nunca hayas trabajado y quisieras hacerlo?
Alan Moore. ¿Quieres otro? Alan Moore. ¿Y quieres otro más? Alan Moore.