Tras el cruce con Infinito, la serie de Nova se dirige hacia una nueva dirección liderada por el guionista Gerry Duggan, tal y como podemos ver en este 100 % Marvel. Nova 3: Muerte Nova, que recopila Nova vol. 4 Nº 11-16 USA.
Después del paso de Zeb Wells por la serie, que tacharemos de anecdótico por su poca trascendencia y su corta duración, Duggan se presenta en la colección con el aval de un trabajo bien hecho en Hulk y Deadpool. Como buen debutante, el guionista llega con un primer mandato bajo el brazo, y es el de volver a las raíces del personaje tal y como las estableció Jeph Loeb en el primer arco argumental. Esto es, adolescente debe compaginar sus problemas familiares y escolares con viajes por la galaxia para resolver problemas de escala cósmica. Fácil, sencillo y que funciona si lo haces medianamente bien.
Para nuestro gozo, Duggan lo hace bien. Bastante bien, de hecho. El nuevo Nova, su Nova, recupera la gracia de un chaval que está todavía a medio hacer, pero que tiene unos poderes que pueden rivalizar con muchos de los héroes más poderosos del Universo Marvel. Eso conlleva chistes, soberbia, errores fruto de la inexperiencia, y mucha vitalidad y valentía. Sin embargo, donde más destaca esa gracia es en su vida cotidiana, en casa dando explicaciones a su madre, y en el instituto intentando lidiar con el matón de turno, la chica que le gusta y un director descontento por sus constantes ausencias.
El guionista encuentra, además, un punto central alrededor del cual hacer girar toda la serie, que es la búsqueda de Novas desaparecidos, cuyos cascos proporcionan nuevos detalles del pasado del Cuerpo y aportan sabiduría al pequeño Alexander. ¿Será así como descubrirá información su padre? El tiempo dirá.
Si a todo esto le sumas un acierto por parte de Duggan a la hora de rodear a Sam Alexander de personajes ya míticos en el lado cósmico de Marvel, como pueden ser Cosmo o Bill Rayos Beta (que además es co-protagonista del arco argumental contenido en el tomo), nos juntamos con una lectura amena, divertida, llena de acción y, sobre todo, placentera tanto para lectores habituales como novatos.
Pero todo lo bueno tiene su contrapunto. Es difícil, muy difícil, no encontrar similitudes entre esta serie y lo que ya pudimos leer una y mil veces en las vidas de otros superhéroes, principalmente Spiderman. Vale que Sam vive en casa con su madre y no con su tía, o que cuando se pone el traje se va al espacio y no a dar vueltas por Nueva York, pero esa actitud altiva aderezada con ironía (de la graciosa) y esas ganas de salir a repartir mamporros para luego llegar a tiempo a compromisos terrenales no nos pilla de sorpresa. Al menos no a los veteranos, convirtiendo pues esta serie en un punto de entrada perfecto para nuevos lectores.
A la altura de la destacable entrada de Duggan en la serie están los dibujos de Paco Medina, al que en esta ocasión acompaña el español David Baldeón como anticipo de su andanza en solitario. Como decimos, Medina cumple sobradamente, con unos dibujos sencillos en general pero detallados en particular cuando la ocasión lo requiere. Mucho color y estética de dibujo animado que encajan perfectamente con la ambientación y la dinámica del cómic y su personaje principal. Lo cierto es que pocas pegas se pueden poner a su trabajo en estas páginas, y Baldeón no se queda atrás, tomando el relevo de forma que apenas nos demos cuenta, aunque sí dejando impreso su estilo diferenciador.
Afortunadamente, Nova ha podido reconducir su dudosa trayectoria de los últimos números, y ha tenido que ser nuevamente a través de un cambio de equipo creativo. Eso sí, ahora los editores parecen haber dado con la fórmula, y esperamos que esto se confirme en el siguiente tomo con más historias entretenidas de este cada vez más interesante personaje.