Que los Imposibles Vengadores de Rick Remender pierden en su lectura mensual es un hecho. Esta obra, una auténtica macro saga que nada tiene que envidiar en extensión a las de los noventa, es un bálsamo disfrutable para empaparse de ella del tirón. A su manera, guarda ciertas similitudes con la etapa de Ed Brubaker al frente del Capitán América, especialmente el tramo centrado en el Soldado de Invierno, donde las 22 páginas de cada número sabían insulsas cuando nos hacíamos con ellas cada treinta días.
Es por ello que creemos oportuno reseñar dos números de Imposibles Vengadores a la vez en contra de lo que veníamos haciendo hasta ahora. Esto nos permite tener una visión más amplia de los hechos, pues insisto en que los múltiples frentes que maneja Remender facilitan la lectura transversal.
En el número 18 de la edición española que equivale al Nº 20 USA- asistimos a la disgregación del futuro originado a raíz de la destrucción de la Tierra a manos de Exitar. Alex Summers, con la ayuda de Kang y los suyos, afronta hasta las últimas consecuencias de sus actos y emerge triunfante de su encuentro con Magneto.
El punto aquí recae en la figura de Cíclope. Scott Summers, ese niño feo y gordo con el que nadie quiere jugar en el patio que es Marvel, recupera parte de su espíritu heroico de antaño y cede ante la petición de su hermano Alex. La sangre tira, Scott lo sabe, y demuestra tener una fe ciega en su hermano pequeño. Esta fe cumple una función de catarsis en Alex. Nunca se dice que Kaos busque le aprobación de Scott, pero se palpa. Y al final la logra. El líder de los X-Men reconoce al líder de los Imposibles Vengadores como su igual. Corta despedida, nada de lágrimas, y a otra cosa.
Esta fe ciega, en mi opinión muy bien tratada por Remender, se torna inverosímil cuando el resto de los X-Men la profesa hacia Cíclope. Por supuesto, esto es el futuro; quizás Scott sí acabó por redimirse de los hechos ocurridos al final de Vengadores vs Patrulla-X, pero no se nos muestra. Por ello resulta forzado que alguien como Ororo, a quien hemos visto repudiar a Scott hasta la saciedad, acepte un cambio de bando tan radical tan solo porque se le antoja al mayor de los Summers.
Por desgracia, esta tónica acaba por repetirse en el número subsiguiente. La trama que Remender ha armado es sólida, es atractiva y tiene un no sé qué adictivo. Eso es incuestionable. Sin embargo, es de justos señalar también que en ocasiones -demasiadas-, el guionista peca de desidia y opta por solucionar conflictos con mucha miga de forma apresurada. Eh aquí la debilidad de Imposibles Vengadores: una buena historia mal ejecutada.
El mal que adolece la colección es la de generar temas de interés que luego no pueden cerrarse de manera satisfactoria. Por ejemplo, la decisión de Remender de arrancar el número 19 con una elipsis es, a mi parecer, un error. Los miembros del Equipo Unidad aparecen en el pasado con muchos hilos argumentales resueltos fuera de viñeta. Me explico:
– Pícara, quien desde el primer momento ha sentido una fuerte animosidad hacia Wanda, se muestra incomprensiblemente redimida. Abraza a Wanda, le pide perdón. Y no sabemos ni cómo han llegado a convencerla. Se me antoja poco creíble, fácil y simplón que alguien tan terca como ella cambie de parecer de la noche a la mañana. Y digo yo, Remender: ¿no hubiera sido mejor mostrar a una Pícara recelosa y que al tocar a Wanda absorbiera sus recuerdos y creara un vínculo más empático con ella?
– Shiro, ese personaje florero que deambula por la colección sin propósito -aún recuerdo que se nos prometió un arco argumental centrado en él-, estalla en cólera al saber el plan de Kang. Lobezno le noquea, dice que ya se le pasará cuando despierte… y efectivamente. Shiro despierta como si nada hubiera ocurrido.
– El caso del Vigía es ciertamente clamoroso. Un jinete de Apocalipsis que buscó con ahínco la muerte de los Vengadores, es ahora el perro de presa del Capi. ¿Seguro que Charles Xavier sigue muerto? Porque lavados de cerebro como este no se ven todos los días. Y para colmo, Remender tiene la desfachatez de regodearse: “Ha costado, pero parece que Thor le ha convencido”. ¿Sí? ¿Cómo? Porque tiene que haber sido un argumento de la leche.
– Y cerramos esta lista de errores fatales con el propio Kaos. ¿Alguien ha reparado en el papel de Alex en el número 19? No es necesario que corráis a por el cómic, ya os lo digo yo: es nulo. No tiene ninguna frase. No dice nada. Tan solo aparece disparando rayos en un par de viñetas. Alex Summers, quien se le presupone el líder del Equipo Unidad, es borrado del mapa por un Rick Remender devorado por su propia criatura. El guionista se muestra incapaz de conducir con éxito las múltiples tramas que desarrolla en paralelo, y eso acaba por pagarlo el personaje de Kaos. Todo el plan para detener al Celestial parece urdido por el Capi -eso se nos da a entender, al menos-, y cuando aparecen Alex, Shiro y Logan ante el Segador, es Lobezno quien da las órdenes.
Este desbarajuste no es absoluto, por suerte. Una de cal y una de arena. Remender nos brinda una escena ciertamente exagerada, la de Pícara absorbiendo los poderes de todos los héroes de la Tierra, que a pesar de lo fantasioso de la misma despierta algo que sabe a cómic de antes. Es genial ver a Pícara detener la bota de un Celestial con las manos, en un simbolismo claro de lo que refleja el Equipo Unidad: Pícara lo personifica al nutrirse de los poderes -y recuerdos- de todos los Vengadores y de todos los X-Men.
Daniel Acuña, el artista ya consolidado en las páginas de Imposibles Vengadores, sigue la tónica de su colega guionista y nos brinda blancos y negros. Los negros, en el número 18, son posiblemente su peor trabajo. Se muestra torpe a la hora de plasmar la fluidez de las batallas -el duelo de las dos Betsys es para olvidar-, y algunas viñetas son realmente horrorosas -Magneto aplastando la armadura de Dyscordia me atormentará en mis pesadillas-.
Por el contrario, en el 19 firma uno de sus más brillantes números. Se muestra seguro en las poses, refleja la épica necesaria en esa Pícara convertida en Diosa, logra cotas de excelencia con ese Thor rasgando la garganta de Exitar y la secuencia de Kang al tomar el poder del Celestial abatido es 100% cinematográfica.
Rick Remender ha demostrado en sobradas ocasiones que atesora talento. Ahora bien, el talento sin esfuerzo es inocuo. Esperemos que recibamos más blancos que negros antes del inminente retorno de Cráneo Rojo. Porque recordemos que AXIS está a la vuelta de la esquina.