Como seguro sabéis, estos últimos tres meses hemos asistido al crossover que unía a La Nueva Patrulla-X con los Guardianes de la Galaxia. Por eso hemos juzgado oportuno reseñar ambos números a la vez, pues tanto La Nueva Patrulla-X Nº 14 como Guardianes de la Galaxia Nº 13 se encargan de cerrar el arco conocido como El Juicio de Jean Grey.
Damos por cerrado así el primer cruce entre las dos cabeceras más atractivas que escribe Brian Michael Bendis (con permiso de La Imposible Patrulla-X), en un colofón que si bien cierra la trama con más o menos acierto, la verdad es que acaba por dejar un regusto agridulce difícil de obviar.
Y dicho sabor agridulce nos complica la tarea de catalogar la faena del guionista de Cleveland en los dos números que nos ocupan.
Por un lado, siguiendo con el juicio propiamente dicho, se nos marca un ritmo ágil, trepidante, de corte aventurero. No se profundiza en exceso sobre el juicio, ya que ello provocaría más sopor que otra cosa, y Bendis opta por narrar en paralelo los acontecimientos que ocupan al extenso grupo que aúna a los demás miembros de la nueva Patrulla-X, los Guardianes y los piratas de Corsario. La multitud de personajes confluyen en diálogos trabajados, muy al estilo de Bendis, donde parece pasárselo en grande descubriendo las posibilidades que ofrecen tándems tan disparatados como Drax y Laura (X-23), o Bobby y Mapache Cohete.
Sin embargo, Bendis acaba por pecar de ciertos golpes de efecto algo forzados. El primero de ellos es la fuga relámpago que protagoniza la joven Jean, pues se escapa -porque sí- de una burbuja que la ha mantenido presa durante tres números, y de postre despacha ella sola a la práctica totalidad de la Guardia Imperial Shi’ar. Se entiende el motivo -Jean ahora sabe que Gladiador exterminó a todos los Grey-, pero una razón de peso no convierte una mala elección de estructura en algo digerible.
Siguiendo con este ritmo irregular, a la fuga de Jean le sigue la que probablemente sea la mejor página de todo el crossover: una escena muda de Jean, al borde de un edificio, con la ciudad futurista a sus pies, se escapa en una secuencia que emula a una famosa escena de la película El Quinto Elemento. De hecho, el homenaje es tan claro que hasta repiten planos. Para aquellos que recuerden el flim, reconocerán la similitud del personaje de Milla Jovovich -casualmente, también pelirroja- al tratar de escapar de sus perseguidores (aunque en la versión de Jean Grey, nuestra telépata lleva más ropa).
Bendis, consciente de la poca participación de los Guardianes durante todo el cruce, opta -acertadamente- por cederles cierto protagonismo en el combate que libran contra Gladiador. Stuart Immonen (quien se encarga de dibujar el penúltimo número del crossover) plasma la batalla de forma fresca y dinámica. Quien no cumple con lo previsto es Marte Gracia, pues el color lastra a los dibujos de Immonen. Toda la culpa, sin embargo, no es suya. Hay un tremendo contraste de color entre los personajes de nuevo diseño -mutantes, Guardianes de la Galaxia-, que lucen geniales, y los viejos -Guardia Imperial Shi’ar, Corsario-. Quizá se habría agradecido una puesta al día del atuendo de personajes tan clásicos como Oráculo, el propio Gladiador o el padre de Scott.
El último número del cruce es, con diferencia, el peor. Por supuesto, Bendis mantiene sus puntos fuertes: interacción fantástica entre personajes, nadie se queda sin nada que decir, pequeños detalles tan solo visibles para los más avispados. Pero, otra vez, tira de picos de atención puestos sin demasiado acierto.
Hay tres acontecimientos que chirrían. El primero y el más evidente, es la nula repercusión del Juicio en la conclusión de la historia. Una vez concluida la batalla todo el mundo acaba por calmarse, se lanzan un par de amenazas vacías y cada uno a su casa. Daba para mucho más el crossover, quizá se echó en falta uno o dos números más. Un cierre precipitado, como precipitados son los dos puntos negros que restan: el segundo, la improvisada tensión sexual entre Kitty y Star-Lord. La idea, atractiva como pocas, es introducida con calzador a falta de dos páginas del final. Y el tercer error de Bendis es, sin duda, no explicar con claridad los motivos de la marcha de Cíclope. “Ya sabéis, es mi padre”. No es suficiente, lo sentimos, Bendis. Tú no trabajas así. No puedes construir un triángulo amoroso entre Jean, Scott y Laura y luego tirarlo por la borda de esta manera. La despedida entre Scott y Laura es fría, sosa y carente de emoción (algo desconcertante, visto lo visto). Todo parece indicar que la decisión de Scott es uno de esos dedazos de los jefes de Marvel, pues cuesta creer que algo tan apresurado sea obra de Bendis. Cabría entender la decisión de Marvela tan apremiada decisión, sabiendo como sabemos que el joven Cíclope protagonizará una colección en solitario.
Claro que no todo en este cierre argumental es malo. Una de cal y una de arena. Y lo bueno son los mensajes que encontramos entre líneas, como advertencias o teasers de lo que nos espera en el futuro. Jean obtiene un nuevo poder, uno que no estamos muy seguros si es suyo o pertenece a sus coqueteos mentales con el Fénix (pues, como se nos muestra, el ave de fuego ya ronda en la cabeza de la muchacha). Se intercalan unas declaraciones de Jean que nos suenan como si fuera Bendis quien las pronunciara: que todo esto -entiéndase, la historia- es algo nuevo. La Nueva Patrulla-X ha cambiado la historia, y eso significa que no todo tiene por qué ocurrir tal cual sucedió en el pasado.
Sara Pichelli y David Márquez firman un dibujo trabajado, con una espectacular página doble de Jean derribando a Gladiador. Las expresiones son palpables hasta el extremo, especialmente esa angustia de la joven Grey al ver marchar a Scott y quedarse sola en la nieve.
Y, para terminar, dos detalles de lujo.
Uno, la inquietante mirada que le echa Angela a Jean. ¿Aprovechará Bendis este cabo suelto? Y dos, el encuentro de Mapache Cohete con los mapaches de la Tierra es de lo mejor que he leído en mucho tiempo.