[Crítica] Coleccionable New X-Men Nº 1. E de Extinción

Coleccionable New X-Men Nº 1. E de Extinción

Coleccionable New X-Men Nº 1. E de Extinción

Una obra como esta necesita, o más bien merece, una contextualización acorde a la importancia capital que tuvo dicha colección para el universo mutante. Hoy en día no puede entenderse el status quo de los X-Men sin antes haber leído -o al menos haberse informado sobre- los New X-Men de Grant Morrison (Arkham Asylum, JLA Tierra 2).

Como todo buen cómic, New X-Men es un hijo de su tiempo. La primera película de los X-Men acababa de estrenarse en los cines de todo el mundo, pero en ese momento las series mutantes se ahogaban en un vaivén de continuos crossover sin sentido, largas tramas que no conducían a ninguna parte y un tratamiento pésimo de los personajes y del imaginarium mutante. Marvel sabía que ahí fuera había una nueva generación de lectores que, tras deleitarse con el film en la gran pantalla, buscarían ávidos historias sobre esos superhéroes marginados y odiados. Y, por desgracia para la editorial, no tenían un producto de calidad que ofrecer a esta nueva remesa de fans. Hasta que apareció Morrison.

Grant Morrison se había labrado un nombre tras rescatar la franquicia de JLA para DC, y por aquellos tiempos, llegó a criticar con dureza las colecciones mutantes. Le ofrecieron así una oportunidad de oro: reflotar a los X-Men gozando de plena libertad creativa. El bueno de Grant redactó el llamado Manifiesto de Morrison, donde hizo un listado de aquello que funcionaba en el universo mutante y aquello que no. Y, con esto en mente, se asoció con el magistral Frank Quitely (con quien ya trabajó Morrison en JLA Tierra 2) para engendrar la obra que aquí nos ocupa. Polémica por lo rupturista de la misma (al fin y al cabo, Morrison sigue siendo Morrison), aunque vital para todo lector de los X-Men.

Esta reedición de Panini Comics (y ya van unas cuantas… casi ni se nota que se acaba de estrenar X-Men: Días del Futuro Pasado) agrupa la primera saga de la colección –Coleccionable New X-Men Nº 1. E de Extinción– e incluye también el primer annual. Y todo, absolutamente todo lo que será la serie, está en este primer tomo.

¡Ojo con los spoilers!

Fiel a su manifiesto, Morrison empezó de la forma más chocante posible: borró del mapa a Genosha (y a dieciséis millones de mutantes) en escasas dos páginas. Así, del tirón. Se liberó de esta forma del lastre que suponían las insulsas historias de infinidad de mutantes que a nadie importaban, y pasó a centrarse en lo que de verdad quería: las relaciones entre sus personajes. Y la formación del grupo, como se verá a los largo de los 41 números que componen la colección -Panini los ofrece en 8 tomos-, está perfectamente escogida. Nada tiene de arbitrario la “casual” supervivencia de Emma Frost. Y digo “casual” para aquellos que hayan leído Astonishing X-Men de Joss Whedon.

Coleccionable New X-Men Nº 1. E de Extinción

Por supuesto, una buena historia necesita imperativamente un villano a la altura. Y aquí Morrison cumple con creces. Cassandra Nova es, con diferencia, el rival más jodido al que hayan tenido que hacer frente los X-Men. No por su poder -que no es manca-, sino por las emociones que suscita cada vez que aparece. Morrison la dota de un aura de terror, de crueldad y sadismo que parece no tener techo. Será interesante en futuros números ver las reacciones de los X-Men ante Cassandra (¡El cuarto de las Cucarachas!). Todo en ella destila pavor, pues se nota el trabajo del guionista en todas y cada una de las frases de Cassandra. Palabras tan evocadoras como “genocidio”, las miradas crudas que imprime Quitely… nace en estas páginas una VILLANA, a la altura de los Magnetos, Apocalipsis y demás.

Otro punto del manifiesto de Morrison que Grant insistió en subsanar es la del concepto de “superhéroes marginados”. Avisamos desde ya: si crees que en esta colección aparecerá algún nuevo mutante de diseño molón, o con cierto atractivo, será mejor que lo olvides. Y el mensaje se nos muestra a través de John el Feo, un simple mutante sin ningún poder aparente. Tan solo tiene tres caras -“y las tres son una mierda”-. Evidencia esta ruptura con el glamour superheróico de cuerpos esculpidos cuando John el Feo se hace la pregunta clave: «¿Es que aquí todos sois guapos?”. La mutación, así lo entiende Morrison, no tiene por qué ser agradable a la vista. Está muy bien tener poderes para controlar el clima, pero eso tiene mucho de superhéroe y poco de marginado. Es transparente la intención del guionista aquí: hacer sentir a los mutantes como una auténtica minoría oprimida, quizá hasta intenta despertar cierto racismo primitivo desde nuestra óptica de lector. Si ya en los campos de fútbol raro es quien no llama “mono” a un jugador de color, ¿Cómo íbamos los humanos a aceptar a los mutantes si estos presentan malformaciones con rasgos de pollo?

El artista regular, Frank Quitely, firma un trabajo más que aceptable siempre fiel a su estilo recargado. Sigue cojeando del mismo pie que siempre (esos rostros de personajes femeninos), pero su narrativa y perspectivas son de un altísimo nivel (como lo fueron en The Authority). Todo un acierto para complementar a Morrison, pues el guionista exprime la faceta más violenta que solo Quitely puede proporcionar.

Coleccionable New X-Men Nº 1. E de Extinción

Cerramos el tomo con el annual, pues pese a que cronológicamente aún faltan algunos números para ubicar la historia que en el annual se nos cuenta, Panniniha decidido incluirla de todos modos por una razón meramente económica. Este primer tomo cuesta 5 euros, un precio más que razonable orientado a captar lectores. No quisieron arriesgarse con hacer aparecer números subsiguientes, ya que ello conllevaría interrumpir la siguiente saga. Por ello, cabe recordar que los acontecimientos que se nos narran en el annual no tendrán repercusión real hasta bien entrado el segundo tomo.

Y raro es este annual, pues en escasas ocasiones un annual contiene una historia irrelevante que no sea autoconclusiva. Pero poco de irrelevante tiene este comic. En él aparece Xorn, un personaje capital en la etapa Morrison. Xorn, junto a Emma Frost y Cassandra Nova, son los tres ejes sobre los que pivotarán los X-Men de la mano del tándem Morrison / Quitely. Sobre el dibujo del annual, se agradece la innovación del formato apaisado. Cierto es que puede resultar molesto, pero la idea no es mala. Se buscaba el efecto “cine”, una inmersión más profunda en la historia. Y, si no hubiéramos topado con un Leinil Yu (Superior, Ultimate Wolverine vs. Hulk) en horas bajas, el resultado podría haber sido soberbio.

El único punto negro, no del tomo sino de toda la etapa Morrison, es precisamente el punto más positivo: que Morrison es Morrison. Su estilo es tan personal que no consigue adaptarse nunca al tono de los X-Men, sino que adapta a los X-Men al tono de Morrison. Su desmitificación del héroe, más cercana a The Authority, hace que para muchos puristas de la franquicia mutante esta etapa se antoje difícil de digerir. Y pueden tener razón. Sin embargo, tan solo por Cassandra Nova y por el tratamiento de personajes, los New X-Men de Morrison se han ganado un privilegiado hueco en mi estantería.