Existe la tendencia entre los muchos (muchísimos) guionistas que han escrito sobre Spiderman de centrar sus “etapas” en torno a una idea común. Roger Stern, allá en los 80, revitalizó el fondo underground de guerras de bandas, bajos fondos y Duendes tratando de ascender a jefes mafiosos. Más recientemente, Joe Michael Straczynski (JMS para los amigos) focalizó su mirada en los supuestos orígenes totémicos de los poderes arácnidos y amplió la galería de villanos del trepamuros de manera considerable (aunque pocos han sobrevivido al paso del tiempo). Y Dan Slott, en el caso que nos ocupa, opta por la vía fácil: hacer uso de los iconos más clásicos del Spider-verso.
El Chacal, Los Seis Siniestros, Octopus, el Lagarto, Duendes de todos los colores… y ahora Veneno. Quizás estas elecciones tan poco arriesgadas en su planteamiento (obviando la idea del Spiderman Superior, pues pocas cosas ha habido más arriesgadas que esto) no son una elección del guionista, sino que vienen impuestas des de la editorial. Sería comprensible, pues la etapa Slott es contemporánea al reinicio cinematográfico de Spiderman, y todo puede formar parte de un macro plan de marketing: usar -hasta la saciedad- los emblemas del mundo arácnido para que los nuevos chavales que compren los cómics tras ver la película puedan aferrarse a lo ya conocido.
Veneno está de vuelta, y como cabía esperar, abandona a su antiguo portador: Flash Thompson (¿no lo sabías? Ni Eddie Brock, ni Mac Gargan. De hecho, la situación de Flash empieza a gestarse en Una Muerte en la Familia, cuya reseña podéis encontrar aquí). ¿Y quién es el nuevo huésped? Evidentemente, Peter Parker -al menos en cuerpo y no en alma-. Nace el Veneno Superior. Y Superior lo es, des de luego… quizá demasiado.
Veneno, fuera quien fuera el cuerpo que habitaba, siempre ha gozado de un poder razonable. Es más, el propio Peter (el de verdad) unido al simbionte fue derrotado en más de una ocasión tras su vuelta de las Secret Wars (recuerdo un duelo en concreto contra el Puma). Sin embargo, este Veneno Superior consigue zurrar de lo lindo a los Vengadores. Héroes de la talla de Lobezno (sin factor curativo, vale, pero con sus garras de siempre), el Capi o Thor muerden el polvo ante la apisonadora que es Veneno. Tan solo una intervención in extremis de la mano de Iron Man (minipunto para quien coja el chiste) y de Flash consigue frenar la debacle superheroica.
Es justo en este punto, cuando Slott revela su carta del triunfo: es Peter Parker -sí, el de verdad- quien con su intervención impide que el simbionte conquiste la mente de Octavius. Nos planta aquí la semilla el guionista del inminente retorno -apenas dos meses- del único y auténtico Spiderman (Superior, Asombroso y Espectacular, todo a la vez).
Nada es para siempre, y desde luego que ya sabíamos que este Spiderman Superior tenía fecha de caducidad. Sabemos que Peter volverá, ni falta hace decirlo, pero la pregunta es: ¿logrará recomponer la vida -su vida- que Octopus ha desmantelado a consciencia? Porque eh aquí la miga de Spiderman Superior; absolutamente todo en el mundo de Peter Parker está patas arriba. No ya su reputación como superhéroe (los Vengadores andan muy cabreados), sino aquello que más quiere como civil parece inalcanzable. ¿Alguien se ha parado a pensar en la pequeña Anna Maria? El trato de este personaje recibido por Slott es algo a tener muy en cuenta. No es tan solo una herramienta más para humanizar a Otto, va más allá. Tiene cuerpo como secundario, se percibe su tridimensionalidad.
Es Anna Maria, sin embargo, quien nos lleva al punto negativo de este Spiderman Superior Nº 90. En la escena donde “Peter” y Anna Maria cenan junto a la tía May, Flash y Jay, la tía May demuestra ciertos prejuicios sobre la condición de Anna Maria (“ser una persona pequeña”). Y está bien llevado ese punto, es interesante y planea conflicto. No se entiende entonces como un guionista experimentado como Slott cae en aparcar este conflicto y centrarse en Flash de una viñeta a otra. Es molesto, absurdo e inverosímil. Y retoma el asunto de May y Anna Maria… ¡en el número siguiente! Muy mal llevado. Podemos llegar a perdonarle el desliz por el mimo que desprenden las escenas de “Peter” y Anna Maria en solitario. Es un encanto esta chica, al más puro estilo Tyrion Lannister: no importa tu altura si tu personalidad es cautivadora.
El punto más conflictivo a la hora de reseñar la colección que nos ocupa es el apartado gráfico. Concretamente, los lápices de Humberto Ramos. Su estilo es tan bizarro y manga que o te gusta o no te gusta. A mí, en lo personal, sí me gusta, y creo que imprime el carácter que necesita una serie de Spiderman. Esa plasticidad de movimientos, esa exageración en las expresiones faciales y en las posturas son algo que encajan bien con el tono de la historia, no así como su etapa en X-Men. El diseño del Veneno Superior es francamente terrorífico -echad un vistazo al Duende Verde de Una Muerte en la Familia. Sonriendo bajo la lluvia… ¡escalofriante!-, y consigue transmitir el horror que se le presupone. Mención especial a la batalla contra los Vengadores: cada viñeta sabe a confrontación de la vieja escuela.
Y saltamos a los dos números que acompañan a la serie troncal. El ya habitual The Superior Foes of Spider-Man y el primer Annual de Spiderman Superior (de ahí el incremento de precio de este tomo. No te preocupes, el mes que viene se retoma el precio estándar). En el primer caso, lo que en un principio pareció un añadido más está resultando ser una historia disfrutable muy bien caracterizada des del punto de vista de los villanos de segunda del Spider-verso. El Búho es siempre un personaje que da mucho juego, y Nick Spencer consigue sacarle el partido que merece (ojo a la “Corrida de Toros”).
El Annual cuenta con un habitual en los guiones del trepamuros: Christos Gage, y el apartado gráfico tiene sabor español. Javier Rodríguez y Álvaro López se encargan de mostrarnos el encarnizado encuentro que protagonizan el Spiderman Superior y Apagón. Curiosa elección del villano por parte de Gage, pues Apagón es un habitual del Motorista Fantasma. Se agradece la sangre fresca (vale, chiste malo). Del Annual me quedo con la viñeta a oscuras con Jay y May (genial ese contraste con la ropa, el pelo y demás) y la buena composición del duelo final. Atentos a Javier Rodríguez, pues vale la pena seguirle la pista.
Empieza la cuenta atrás para el regreso del Asombroso Spiderman, pero antes, una guerra de Duendes sacudirá Nueva York… pronto veremos quién sale triunfante, si el Rey Duende o el Duende original. (¡Esperemos que el primero, que huele a Osborn por los cuatro costados!)