Después del primero, el segundo y el tercero, llega el cuarto y último número publicado en España por Panini Comics de la miniserie Infinito, rama principal del que fue el gran evento de Marvel Comics en 2013. Este Infinito 4 contiene el que fue el número 6 de la serie original, pero que no lleve a engaño, ya que fue un número especial con el doble de páginas.
Resumiendo: así como vino, se fue. Pese a las 56 páginas con las que cuenta esta grapa, el desenlace se produce en un abrir y cerrar de ojos. En cuatro viñetas varios Vengadores rechazan la invasión cósmica que rodea a la Tierra, en otras cuatro los Illuminati (con algo de ayuda) se encargan de evitar el desastre provocado por Medianoche Próxima, y el resto queda para el enfrentamiento final entre Thanos y dos de sus lugartenientes contra los principales Vengadores (excepto Iron Man).
Como venimos diciendo desde la primera reseña de esta saga, la razón de esta rapidez, esta sencillez y esta precipitación es muy, pero que muy sencilla: esta miniserie es tan solo el hilo conductor para el grueso de la historia, que se produce en las principales series vengadoras. Y ese es uno de los principales éxitos del guionista, haber conseguido hilvanar una historia con tantas ramificaciones, con mucho detalle en algunas partes y perfectamente resumida en otras, según se tuviese que dar el caso. Y además sin olvidar que los eventos acontecidos aquí fueron varios, protagonizados por los Constructores, por Thanos y compañía, y por los Inhumanos.
Tampoco olvidemos como punto a destacar el hecho demostrado por Jonathan Hickman de que Thanos es muy superior a cualquiera de los héroes contra los que se enfrenta, e incluso contra la unión de varios de ellos. El Titán Loco acabaría saliendo victorioso si no fuese por un factor que, extrañamente, no tuvo en cuenta. Al menos nos quedamos con la sensación de que se le da al villano la grandeza que merece.
El caso es que, terminado ya el evento, nos damos cuenta de que realmente ha sido de grandes proporciones, que ha sido espectacular y que ha estado bien construido. Es complicado no quedarse con la sensación de querer haber ahondado más, pero solo por el placer de que algo que te está gustando dure más. Al César lo que es del César.
Lo mismo podemos decir de los dibujos, apropiadamente aportados por Jim Cheung y Dustin Weaver. Tanto uno como el otro han tenido aquí espacio para lucirse a un nivel sobradamente espectacular, y no podemos negar que han estado a la altura.
Ya para terminar, resulta que esto no es más que un comienzo. Hickman no solo cierra todas las tramas abiertas (alguna de mejor forma que otra), sino que además aprovecha la coyuntura para que el evento sirva de entrada a lo que vendrá después, centrado en los Inhumanos, y no lo suelta de golpe, sino que lo ha ido sembrando desde el principio.