En pleno nacimiento de All-New Marvel NOW! en Estados Unidos, al fin llega a España el relanzamiento del cuarto volumen de Nova, que tuvo lugar junto a la iniciativa Marvel NOW!.
Con la gran etapa de Dan Abnett y Andy Lanning en mente, muchos esperaban con ansia el regreso de este personaje, pero la muerte de Richard Rider implicaba alguna que otra novedad obligatoria que finalmente vino cargada de mucha polémica.
Lo que tenemos en el tomo 100% Marvel. Nova 1 de Panini Comics es una recopilación de los cinco primeros números de la serie USA, donde el guionista Jeph Loeb y el dibujante Ed McGuinness nos presentan a un nuevo Nova, con origen incluido, en la piel del jovencísimo Sam Alexander.
Si a día de hoy, nada que ver con antaño, hay algo por lo que se pueda destacar a Loeb es por ser un tipo nada arriesgado, con historias que podemos decir que funcionan, pero que a la larga no aportan demasiado. En este caso lo vemos tirar por esa senda, sin originalidad y con repetitividad, pero afortunadamente con toques que aportan profundidad al conjunto de la obra.
Olvidaros de todo lo que conocéis del antiguo Nova, la repetitividad no viene por ahí, ni se le acerca. Nada de héroe experimentado que se encuentra constantemente embarcado en aventuras cósmicas de calibre épico. Porque Sam es el típico adolescente de infancia difícil, machacado por los abusones del instituto e invisible para las chicas, que de repente un día se convierte en superhéroe. ¿Os suena?
La falta de originalidad, pese a que aporta mucho trasfondo a la historia, continúa cuando los mismísimos Mapache Cohete y Gamora contactan con Sam para contarle que su padre perteneció a los Nova Corps antes de dejarlo para dedicarse a su familia, y que ahora necesitan que él recupere su legado y ocupe su lugar.
Dejando de lado ese ligero regusto a refrito, la historia es lo suficientemente interesante como para que no decidas dejar de leer e irte a hacer otras cosas, pero es inevitable establecer un debate interno sobre si lo que estamos leyendo es un cómic de la cronología tradicional de Marvel Comics, o uno perteneciente a la línea infantil de la Cada de las Ideas. Y eso sin hacer comparaciones con anteriores encarnaciones del personaje, ante lo cual lo que tenemos entre manos casi siempre saldría perdiendo.
El olvido de esta serie estaría casi asegurado de no ser por los geniales dibujos que aporta Ed McGuinness, un valor seguro que sabemos que es ideal para cómics llenos de acción, y que vemos que se desenvuelve bien tanto en la Tierra como en el cosmos. Cada viñeta está llena de espectacularidad, sea en la paz o en la guerra, y sus trazos y diseños son más que aptos para una serie de aventuras que deseamos a todo costa que abandonen la senda pseudo-infantil para ganar en seriedad, porque potencial haberlo hailo.