Obviamente, con este tomo Panini Comics continúa el tomo anterior que recoge los números de la serie original Winter Soldier, ya cancelada en Estados Unidos, llegando ahora con los episodios 10-19 (los últimos) bajo el título 100% Marvel. Soldado de Invierno 2 – La Caza de la Viuda Negra.
Esta serie, para los que no estáis al tanto, recoge algunas aventuras actuales del Soldado de Invierno, ese héroe reconvertido a villano y nuevamente reconvertido a héroe que vive en la persona de Bucky Burnes. Esta versión moderna del personaje fue creada por el guionista Ed Brubaker en un ya mítico arco argumental de la serie del Capitán América, en la que por cierto, se basa la película que pronto estrenará Marvel Studios.
De esta serie, como en los primeros números, se siguen encargando del guión el propio Brubaker y de los dibujos Butch Guice, aunque solo hasta el número 14. En este punto, las ventas de la serie no acompañaban a la calidad de la misma, y al borde de su cancelación, llegó el anuncio del filme Capitán América: El Soldado de Invierno. Intentando ir un poco a rebufo de esto, Marvel Comics decidió continuar, pero Brubaker no, y es por ello por lo que desde el número 15 hasta el final nos encontramos con guiones de Jason Latour y dibujos de Nic Klein.
Los primeros número contenidos en este tomo son continuación directa de los publicados en el primero. Y cuando digo continuación directa, es lo más directa posible, porque, una vez más, Brubaker hace gala de un estilo en el que suelta cliffhangers como si fuesen churros. Que Brubaker es uno de los mejores guionistas de la actualidad, eso no lo puede negar nadie, y más cuando lo que tiene entre sus manos es un personaje que él mismo ha creado envuelto en una consecución de historias de acción y espionaje. Está en su salsa, y eso se nota.
También vemos su particular habilidad para ir desarrollando poco a poco una trama que tiene su semilla plantada desde la primera viñeta del primer número, y que aunque vayan sucediendo miles de cosas por encima, esta siempre va creciendo poco a poco en el trasfondo. Además, el autor aprovecha esta serie para desarrollar más a su creación, llegar más hasta el fondo, descubrir su origen, labrar su destino, y presentarlo mediante misiones, relaciones, pensamientos, actitudes y decisiones.
Como bien indica el nombre que le ha dado Panini Comics al tomo, en estos números vemos un poco más de la relación que existe entre el Soldado de Invierno y la Viuda Negra, una relación que tenía que estar ahí dado el origen de ambos como espías rusos. De hecho, parece ser que ambos han entrenado y han realizado misiones juntos, por lo que es normal que exista el vínculo que vemos resaltado en estas páginas.
En realidad, se trata de más de lo mismo con respecto al primer tomo, y viniendo de la pluma de Brubaker, esto está más que bien. Pero además, como ya sabréis muchos de vosotros, todo lo que escribe este hombre va de menos a más, y estos número no son ninguna excepción.
Llegando al número 15, la calidad narrativa, la genialidad de los diálogos y el interés generado por la historia decaen notablemente. No es que Latour haya hecho de la serie una porquería, pero mantener el nivel de un maestro es complicado hasta para los más diestros. Latour lo intenta, y al menos presenta un arco argumental que sigue la tónica en tono y estilo, y que continúa indagando en el pasado ruso del Soldado de Invierno. Sin embargo, si ya la serie no venía dando muy buenos resultados en cuanto a ventas, y pese al esfuerzo del nuevo guionista, la marcha de Brubaker lleva a que, en el número 19, la serie cierre sus puertas.
Con el apartado gráfico ocurre un poco lo mismo. Butch Guice se mantiene a un nivel similar al del primer tomo, con unos dibujos de bastante calidad que se adecuan perfectamente al estilo y tono de la serie, así como a la narrativa de Brubaker. El bueno de Guice retrata muy bien las expresiones de los personajes y los momentos de acción, pero quizás resbala un poco en ciertos puntos en los que parece querer experimentar con extrañas representaciones un poco incomprensibles para el lector.
Por su parte, lo que nos proporciona Klein podría describirse de forma muy similar a lo que hemos comentado en el apartado narrativo. Es complicado tomar el relevo del dibujante principal cuando sabes que la serie pende de un hilo, porque aunque por un lado debes mantener el estilo que ha venido predominando en la serie, por otro tienes que buscar una vuelta de tuerca que pueda hacer que la serie sobreviva. Al final, ni una cosa ni la otra, porque en la continuidad de estilo Klein nos deja un salto bastante notable de calidad, pero para mal, y en cuanto a innovación no sabe dar con la fórmula adecuada. Eso sí, habría que saber si la llegada del nuevo equipo creativo fue con el fin de continuar hasta que fuera posible o ya sabiendo que todo llegaría a su fin con el número 19, porque todo cuenta, y la motivación no es la misma.
En definitiva, estamos nuevamente ante un caso en el que el nivel de ventas de un cómic no refleja la auténtica calidad del mismo. Brubaker nos ha regalado una serie divertida y entretenida en la que podemos conocer aún más a un personaje la mar de interesante, y si os ha gustado el primer tomo, no dudéis en haceros con este segundo. Vale que los últimos cuatro números no están a la altura, pero no por ello han de ser malos, ni desmerecen el trabajo anterior, sino que simplemente sirven para completar un poco más lo ya creado. A la espera del estreno de la secuela cinematográfica del Capi, leer estos números nos proporciona un más que digno pasatiempo.