Siempre es curioso ver la transformación de un personaje totalmente olvidado e intrascendente en un personaje esencial para el devenir de una franquicia. Es el caso de la hermana de Coloso, Illyana Rasputin, más conocida como Magik, la Soberana del Limbo.
La buena de Illyana debutó en el famoso Giant Size X-Men Nº 1 (Chris Claremont y Dave Cockrum) como mero objeto para la presentación de Coloso, al que se le manifestaron por primera vez sus poderes cuando intentó salvar a su hermana de morir atropellada por un tractor. Fue un hola y adiós en toda regla, porque no volvimos a ver a la joven señorita hasta que Chris Claremont decidió que quería volver a utilizarla de nuevo como objeto, esta vez secuestrada por Arcade para obligar a la Patrulla-X a luchar contra el Dr. Muerte. Al menos este último movimiento sirvió para que el personaje se estableciera en Estados Unidos, más concretamente en la Mansión X, junto a su hermano y el resto de Patrulla-X, convirtiéndose así en uno de los personajes secundarios regulares de la serie.
Llegó entonces el mítico Uncanny X-Men Nº 160, número en el que un malvado demonio hechicero llamado Belasco secuestra a Illyana y se la lleva a un lugar maldito conocido como Limbo. Tas una historia corta que mezcla acción con magia, demonios y realidades alternativas, los mutantes consiguen rescatar a Illyana, comprobando que la niña de 6 años que abandonó su mundo tiene ahora, inexplicablemente, 13 años, conocimientos de magia y poderes mutantes de teleportación.
La serie regular continuó y lo que le ocurrió a la joven Rasputin quedó en el aire durante muchos meses, y no fue hasta poco después de la llegada de los Nuevos Mutantes cuando Claremont se decidió a contar lo sucedido con el personaje en una miniserie específica, algo así como un paso previo a la unión de Illyana al nuevo equipo de jóvenes superhéroes.
Partimos entonces desde aquí con el tomo Marvel Gold. Los Nuevos Mutantes: La Niña Oscura, en el que Panini Comics recopila la citada miniserie de cuatro números, Magik: Storm & Illyana Nº 1-4, además de The New Mutants Nº 14-17, números en los que Magik se une a los Nuevos Mutantes para combatir a la Reina Blanca y los Infernales.
Curiosamente, y aunque se trata de una miniserie protagonizada por un personaje secundario, se trata de uno de los mejores guiones de esta época dorada de los mutantes gracias a la mano de Claremont. En su ya clásica iniciativa de coger personajes «invisibles» y convertirlos en el centro de atención, sobre todo a personajes femeninos, el guionista desarrolla una historia destinada a completar un hueco en la continuidad, pero que rápidamente se convierte en el génesis del que a la postre será uno de los personajes más a tener en cuenta de los próximos años.
La historia gira en torno al citado secuestro de Illyana por parte de Belasco, que se la lleva al Limbo. Este hechicero lo que busca es abrir paso hasta la Tierra para sus dioses oscuros, y para ello necesita el alma de la pequeña Copo de Nieve. Pero en el Limbo hay una resistencia formada por antiguos integrantes de una Patrulla-X alternativa, más concretamente por Tormenta y Gata (Kitty Pride).
Con el fin de ayudar a que escape, Tormenta entrena a Illyana en el uso de la magia blanca, y Gata la entrena físicamente y en el uso de la espada. Lamentablemente, no pueden hacer nada contra Belasco, y este reclama de nuevo a Illyana a su lado y la entrena en el arte de la magia negra para intentar corromperla aún más. Mientras, el tiempo va pasando, y aunque solo trascurren unos segundos en la Tierra, en el Limbo pasan los años, e Illyana crece y madura en consecuencia.
Después de idas y venidas, de dimes y diretes, de la manifestación de sus poderes mutantes (creación de portales de teletransporte por el espacio y el tiempo), y de los sacrificios de Tormenta y Gata, Illyana llega a la conclusión de que la única forma de derrotar a Belasco es con un arma mágica, y por ello crea la espada-alma, con la que efectivamente derrota a Belasco y lo destierra del Limbo.
Durante el transcurso de los cuatro números de la miniserie se produce una continua lucha clásica del bien contra el mal, pero aderezada con la seducción que provoca pasarse «al lado oscuro» por culpa del poder que tiene Belasco para corromper almas. No nos queda nada claro en ningún momento si Illyana es en realidad buena o mala, porque aunque a veces opta por cierto camino, en su interior está desando tomar otro. Y pese que al final, supuestamente, el bien derrota al mal, queda ese gusanillo que nos lleva a pensar que la línea que separa a un lado del otro es más fina que un hilo. Si en este punto alguien está pensando en Star Wars, seguramente no vaya desencaminado. Ese mismo año se estrenaba La Guerra de las Galaxias: Episodio V – El Retorno del Jedi, y sería toda una sorpresa si Claremont negase haber recibido influencias de la famosa saga intergaláctica.
Así y todo, nos encontramos con un guión serio, sobrio y con sustancia, y que maneja bastante bien las dudas morales de la protagonista. Casi parece que lo que realmente nos quiere contar Claremont es la corrupción que provoca poseer poder, pero sabiendo que sin ese poder no se pueden superar ciertos obstáculos. Además, los dibujos de John Buscema en los dos primeros números son, sencillamente, perfectos para ese guión historia, y eso que tampoco parece mostrarse demasiado entusiasmado o dedicado a la causa, sin mucho detalle ni florituras. El nivel de dibujo decae en el tercer número, donde Ron Frenz se muestra simplemente correcto, pero lo decepcionante llega con el último número, donde Sal Buscema no está ni de lejos a la altura, y solo se salva por el trabajo en las tintas de Tom Palmer, que por momentos hace que ni siquiera notemos el cambio.
Llegados al final de la miniserie, su final enlaza directamente con The New Mutants Nº 14, en un ejercicio perfectamente orquestado por Claremont para que la pequeña Illyana Rasputin pasase a formar parte de esos Nuevos Mutantes. En este «primer número», la joven aún sigue dándole vueltas a lo sucedido en el Limbo, y se produce su primera interacción con el resto de jóvenes mutantes debido a un ataque de S’yn, el demonio más fiel a Belasco, a la Mansión X. Illyana derrota a S’yn, y a cambio de su vida, este le jura lealtad y la proclama como dueña y señora del Limbo.
A partir de aquí, comienza una historia de tres números en la que Illyana revela (involuntariamente) sus verdaderos poderes y se integra definitivamente en los Nuevos Mutantes, sumando así la segunda nueva incorporación tras el reciente añadido de Magma. En esta historia, Kitty Pryde, que de momento está a caballo entre la Patrulla-X y los Nuevos Mutantes, es secuestrada por la Reina Blanca del Club del Fuego Infernal, Emma Frost. A falta de Patrulla-X, Vengadores y Cuatro Fantásticos (están todos en las Secret Wars), los Nuevos Mutantes deciden ir ellos a su rescate.
Aunque al final todo desemboca en una aventura bastante simple donde los Nuevos Mutantes se enfrentan a sus contrapartidas de los Infernales, algo así como una pelea entre colegios a la salida de clase, en realidad tiene más importancia de la que parece. Esta misión supone un antes y un después en la breve historia del grupo, puesto que es la primera vez que los pequeños actúan por su cuenta sin la supervisión de los mayores, estableciendo así una independencia que les llevará ya a vivir sus propias aventuras.
Así como el guión es simple y con carácter introductorio, pero efectivo y llevadero, los dibujos dejan bastante que desear en todos los aspectos. Sal Buscema y Tom Mandrake parecen haber firmado los créditos artísticos, pero haber dejado que su perro o su gato hagan el trabajo. Dibujos torpes, posturas extrañas, caras deformadas y siluetas imposibles rellenan unas páginas en las que es mejor no pararse a mirar demasiado. Afortunadamente, el trago pasa rápido, poniendo fin a la antesala de lo que será la mejor etapa de los Nuevos Mutantes, recopilada ya por Panini Comics en los tomos Hijos de las Sombras y El Origen de Legión.