Aunque el tomo de Panini Comics Marvel Deluxe. Patrulla-X: Destino Manifiesto supone el comienzo de una nueva etapa para el equipo de mutantes, en realidad todo comenzó varios años atrás.
Corría 2005 cuando la Bruja Escarlata pronunció las famosas palabras «No más mutantes» durante el evento Dinastía de M. Este hechizo, como bien sabréis, provocó que todos los mutantes del mundo, excepto 198 elegidos, dejasen de serlo, y que además no pudiesen engendrar hijos con el Gen X. Esto supuso un punto de partida para una serie historias y pequeños eventos dentro de todas las colecciones mutantes, ligados al hecho de la casi extinción de la raza mutante y que finalmente acabaron girando alrededor de Hope, la primera mutante nacida tras los hechos de Dinastía de M.
Este arco, varios años después, se cerró de alguna forma con Complejo de Mesías, donde profecías sobre el bien y el mal, el nacimiento de Hope y los viajes en el tiempo conformaron una serie de eventos que decidirían el destino de la mellada raza mutante.
Tras este punto y seguido, se sitúa este tomo de 264 páginas que incluye los números Uncanny X-Men #495-503 y Free Comic Book Day X-Men 2008 USA. En él, los miembros supervivientes de la Patrulla-X abandonan Nueva York para dirigirse a San Francisco bajo el liderato de Magneto, donde comenzarán una nueva vida en la que esperan ser más tolerados y aceptados por la sociedad.
Y como un nuevo comienzo, con nuevo lugar de residencia incluido, no estaría completo sin nuevo equipo creativo, se suben al barco dos guionistas de garantía, Ed Brubaker y Matt Fraction, a los que también acompañan lápices de garantía, manejados por Mike Choi, Greg Land y Terry Dodson.
Sin embargo, la mudanza a la Costa Oeste es algo que no se sabía en un principio, y que tendría lugar más adelante. En lugar de tratar con las consecuencias del final de Complejo de Mesías, que terminó de forma bastante abrupta, Brubaker nos presenta Divididos Venceremos, con los principales mutantes divididos en dos grupos y un grato sabor que recuerda a la vieja escuela. Por un lado tenemos a Coloso, Lobezno y Rondador Nocturno de viaje en Rusia, y por otro tenemos a Cíclope y Emma Frost de viaje en la Tierra Salvaje. Todo ello como camino hacia una reunión en el número 500 de la serie que supondría la creación del nuevo equipo con base en San Francisco.
Aunque Cíclope y Frost ya se trasladan a San Francisco poco después sus «vacaciones» en la Tierra Salvaje para tratar con ciertas investigaciones sobre sucesos extraños, la sensación general que es que, tras el último gran evento mutante, todo ha sido puesto en pausa hasta que llegue el próximo, con una historia de relleno que no tiene nada que envidiar a las grandes historias. Y es que no, señores, no todo son grandes eventos. No se puede negar que la historia del «trío calavera» en Rusia es divertida y disfrutable, pese a su poca trascendencia.
Y es que parece que ese es el objetivo de Brubaker, hacernos olvidar un poco los hechos tan trascendentes que acabamos de pasar para sumergirnos en un arco argumental entretenido, distendido y lleno de humor.
A esto hay que añadir que los dibujos de Mike Choi acompañan perfectamente al estilo narrativo de Brubaker, algo que no es sencillo de hacer y que no muchos han conseguido. Choi recupera un estilo brillante lleno de coloridos y de detalles que hacía tiempo que no se veía en las colecciones mutantes, ayudando a recuperar ese sabor clásico que nos hace olvidar los últimos tiempos oscuros y decadentes de la colección.
Pero con el número 499 de Uncanny X-Men llega el final de esta pequeña historia de transición y se da pie al nuevo status quo de la Patrula-X en el número 500. Lamentablemente, como viene siendo la tónica, el final de las historias paralelas de relleno terminan de forma repentina, sin quebraderos de cabeza, dejando un sabor agridulce que podría haberse evitado si Brubaker hubiese puesto un poco más de ganas.
En este punto, ya entrando en el número 500, se une Matt Fraction para colaborar en los guiones, y el apartado artístico pasa a ser posesión de Greg Land y Terry Dodson, conformando todo un Dream Team de los cómics. En lugar de presentarnos lo que sería lo habitual, una especie de número de aniversario, celebración u homenaje, este número 500 es el comienzo de una nueva imagen, una dirección fresca para una colección que, pese a todo, recupera el espíritu clásico de los años 80. Un ejemplo de este equilibrio es el nuevo comienzo de la Patrulla-X en San Francisco, donde establecen su nuevo hogar, invitando a todos los mutantes que hay a que se unan a ellos, mientras se recupera ese sentimiento anti-mutante y racista que durante tantos años ha dado lugar a innumerables y memorables historias, aunque eso sí, presentándolo de una forma más moderna. Además, y esto es bastante a tener en cuenta, por primera vez en mucho tiempo se presenta a un gran villano, un antagonista principal al que se debe enfrentar el equipo.
Aunque ya están todos en San Francisco, de momento no hay noción de equipo como lo había antaño. Desde el comentado número 500 hasta el final del tomo (número 503), los personajes principales aparecen aquí y allá, y se alternan con cameos y participaciones de mutantes de todo tipo. No se intuye mucho por dónde pueden ir los tiros, pareciendo todo un poco caótico y sin sentido, pero no olvidemos que esto es un nuevo comienzo desde cero, y Brubaker y Fraction apenas está concibiendo todo el asunto. Al menos Brubaker mantiene el humor del arco anterior, algo que Fraction acentúa, y lo cierto es que con esto consigue una dinámica tan entretenida que casi te hace perder el interés en lo que estás leyendo cuando las cosas se ponen un poco más serias.
En cuanto a los dibujos de la nueva pareja artística, no podemos decir que estén por encima o por debajo de lo esperado, porque básicamente ofrecen lo que se esperaba de ellos, y eso es bueno… y malo. Ambos llevan bien el ritmo narrativo y sus dibujos son consistentes la mayor parte del tiempo, pero seamos sinceros, Greg Land es quien es, aunque hay que decir que en estos números cumple bastante bien pese a que a veces pierde el hilo y se le va un poco la mano en las expresiones faciales.
El resumen de esto no es muy agorero, pero es cierto que puede dar una impresión que no se asemeja demasiado a la realidad. Curiosamente, de los dos arcos presentados en este tomo, uno de relleno y otro que supone un nuevo comienzo y una dirección diferente para la colección, el que mejor sale parado es el de relleno. Lleno de humor, desenfadado, sin pretensiones y con sabor clásico, esta historia se come con patatas a un «relanzamiento» de la Patrulla-X que, de momento, no cumple con lo que muchos podríamos esperar de un renacimiento de estos mutantes.
Como no podía ser de otra forma, el final del tomo adelanta un poco lo que está por venir y la dirección que seguirá la serie, que sabiendo que está en manos de Brubaker y Fraction, solo cabe esperar un aumento exponencial de la calidad y el entretenimiento, y más cuando ha sido un comienzo ligeramente descafeinado.