Se dice que Bill Murray, el veterano actor de comedia, es poco menos que un recluso, al menos profesionalmente, por lo que el contacto con él se reduce a un buzón de voz o a su agente. Eso significa que a veces se pierde grandes papeles, como el de Sulley en Monsters, S.A. o el de Willy Wonka en Charlie y la Fábrica de Chocolate.
Aunque directores como Wes Anderson no tienen problemas para llegar a Murray, de hecho han trabajado juntos en seis películas, otros como Sofia Coppola tuvieron que recorrer grandes distancias, y eso si conseguían dar con él finalmente.
Aparentemente, la estrella de la franquicia Iron Man, Robert Downey Jr., y el director de las dos primeras películas, Jon Favreau, no tuvieron la suerte de Anderson o la tenacidad de Coppola. Ambos querían a Murray para la primera película de 2008, pero no consiguieron encontrarle.
Esto lo sabemos gracias al escritor Scott Raab, que ha conseguido entrevistar a Bill Murray para el último número de la revista Esquire.
Raab: Downey me dijo: ‘Queríamos que Bill considerase un papel para Iron Man, pero nadie pudo encontrarlo’. Eso demuestra que la gente se asusta de tu inaccesibilidad.
Murray: No intento ser evasivo. Es simplemente práctico para mí. Cuando empezó a sonar el teléfono demasiadas veces, tuve que reducirlo a lo que puedo manejar. Elijo mis posibilidades sobre un trabajo o una persona en lugar de sobre una situación. No me gusta tener una situación concreta en mi cabeza.
Lo que no sabemos es qué personaje habría interpretado Murray si hubiesen conseguido contactar con él, y si hubiese aceptado. Lo más probable, si analizamos un poco, es que hubiese puesto voz a J.A.R.V.I.S. o que hubiese hecho de Happy Hogan.