Mucho antes de que Bryan Singer comenzara esta locura de superhéroes (bueno, quizás fue Blade la que comenzó todo esto), el legendario guionista de los cómics de X-Men Chris Claremont tuvo un plan para hacer una película de los mutantes con James Cameron de productor, Kathryn Bigelow en las labores de dirección y protagonizada por Bob Hoskins como Lobezno y Angela Basset como Tormenta.
James Cameron, Bob Hoskins, Angela Bassett. El paraíso de los fans. Hubiese estado más feliz que unas castañuelas.
Claremont afirma que vio a Bob Hoskins en Lassiter (1984) y supo que era el actor con la intensidad correcta para interpretar a Lobezno en la gran pantalla. James Cameron, con un gran éxito a sus espaldas tras Terminator y Aliens, acababa de lanzar en 1990 su propio estudio, Lightstorm Entertainment, y una tarde recibió la visita de Claremont y Stan Lee para hablarle de una película sobre los X-Men.
Solo piénsalo por un minuto: los X-Men de James Cameron. Dirigida por Kathryn Bigelow. Eso era con lo que estábamos jugando. Estábamos hablando. Y en un punto Stan miró a Cameron y le dijo, ‘He oído que te gusta Spiderman’. Los ojos de Cameron brillaron.
Y empezaron a hablar. Y hablar. Y hablar. Alrededor de 20 minutos después todos los chicos de Lightstorm y yo estábamos mirándonos unos a otros y todos sabíamos que el acuerdo de X-Men se había evaporado. Kathryn abandonó y escribió un trato para una película de X-Men que fue devorado vivo por todos los idiotas que tenían un poco de Spiderman, porque Marvel durante su evolución ha vendido todos los derechos una y otra y otra vez. A Carolco. A Universal. A este o ese. A Fox. Fue una pesadilla.