Vamos a empezar la reseña ganándonos la simpatía de la gente: nunca «he sido amigo» de Alex Ross. Dicho en cristiano, que no me cae en gracia, que no me seduce, que no me atrae… ¡¡QUE NO ME GUSTA!! para dejarlo clarito. Aunque debo reconocer que hace unos diecisete añetes cuando Forum publicó ésta obra, en cuatro tometes de ésos acartonados, el dibujo era inevitable que te llamase la atención. Pero con el paso de los años uno le fue cogiendo manía y… Pero vayamos al Marvels que es para lo que nos hemos reunido aquí hoy.
Tontuna sería a éstas alturas contaros el argumento de ésta serie limitada escrita por Kurt Busiek en la que se nos presentan cuatro momentos clave de la historia de Universo Marvel vividos desde el punto de vista de un ser humano corriente y moliente que carece de poder alguno y vive en Nueva York, lugar en el que reside el noventa y muchos por cien de los pijamistas de La Casa de las Ideas. Así que no tengo que deciros que el primer tomo se centra en la aparición de los primeros personajes con poderes (La Antorcha Humana y Namor), que en el segundo básicamente se habla de la boda de Reed y Sue además del miedo a los mutantes, que en el tercero se nos narra la primera venida de Galactus a la Tierra y que el cuarto narra la muerte de Gwen Stacy. Sip. Deciros todo éso sería rellenar un párrafo para poder cobrar más ya que me pagan según cuantos caracteres tiene la reseña.
A pesar de su supuesta atemporalidad, Marvels es una serie que depende muy mucho del momento en que se publicó. Me explico. El protagonista humano comienza con una determinada edad y acaba siendo viejuno. Vamos desde la Guerra Mundial hasta los setenta (si no recuerdo mal), apoyándose en la supuesta cronología que gozaba el Universo Marvel hace un par de décadas. Hoy en día si se realizase la historia, el cuento probablemente cambiaría bastante. Además de que la serie sería más larga, puesto que además de éstos momentos clave de la historia marvelita tendrían que dedicar también una entrega a prácticamente todos y cada uno de los megaeventos que se van enlazando últimamente en la editorial. Aparte de que el pobre protagonista humano terminaría rondando el centenar de años…
Dejando ésta cavilación a un lado, Busiek demuestra una vez más su respeto y amor por las historias clásicas, así como lo sencillo que puede resultar a veces ser totalmente fiel a la continuidad sin necesidad de modificarla para tus fines. Estamos por lo tanto ante una serie que se puede considerar también un clásico más, al igual que ésos momentos que homenajea en cada una de sus entregas. Y sip, también influye en ello los dibujos de Alex Ross, mal que me pese…