La actriz, ajena a la polémica que vive la película estos días, ha descrito para The Hollywood Reporter la experiencia íntima de las sesiones de maquillaje que ha tenido que soportar para finalmente sentirse como si fuera a participar en una bizarra fiesta de pijamas (palabras textuales). Además, también comenta lo duro que fue mantener la figura para la película.
Nada volverá a ser sagrado, esas chicas y yo hemos intimado mucho. Estuvieron pintándome desnuda todos los días durante meses. Era como ir a una fiesta de pijamas realmente bizarra. Es lo que los chicos imagináis que hacemos: una chica desnuda y siete pares de manos sobre ella.
Fue horrible, pasé hambre durante siete meses. Aún estoy cabreada por eso. Me las voy apañando como puedo porque tengo que ser capaz de comer como una imbécil.