Por Chemari-Wan Kenobi.
Formato Marvel Graphic Novels.
Dúane Swierczynski, Travel Foreman, Kano.
Qué bien está Puño de Hierro. Supongo que ser una serie pequeña, que no llama la atención y que se mantiene bastante al margen de los grandes acontecimientos de la editorial (aunque de vez en cuando nuestro protagonista aparezca aquí y allí en Los Vengadores), permite a los autores contar historias como ellos quieren, sin agobios ni presiones, y eso se nota.
Las historias de Puño de Hierro son raras, pero son estupendas: están llenas de torneos de artes marciales, de conjuras milenarias y de misticismo.
En esta ocasión, Danny Rand viajará al infierno o, por lo menos, a una misteriosa y desconocida octava Ciudad Eterna. Allí se enfrentará a combates diarios contra criaturas terribles, y deberá hacer frente a las mentiras que durante miles de años han sido consideradas verdades incuestionables. El resto de las armas inmortales estarán ahí para ayudarle.
Para terminar, Danny se verá envuelto en una nueva trama en la que HYDRA tiene un papel principal… y también nuestra querida Misty Knight. Por cierto, ¿sabes que Danny va a ser papá?
El tomo se completa con un par de historias cortas protagonizadas por otros Puños de Hierro, del pasado y del futuro.
Este tomo reúne esos números bisagra que se dan entre saga y saga. Mientras se despeja la polvareda levantada por la gran historia anterior y tratamos de ver una imagen general del mundo de Danny Rand, se nos dejan caer pistas de por dónde irán los tiros en el futuro, presentando nuevas ideas.
El trabajo de Swierczynski es de lo más agradecido. La manera en la que engrana una historia interesante y épica, y a la vez la necesidad de decelerar un poco la trama general para redirigirla en otra dirección y volver a tomar carrerilla, es una lección de oficio. Tal vez le falte la naturalidad, espectacularidad o los golpes de efectos de otros nombres que han pasado por los guiones la serie, pero cumple con creces su cometido, y además deja una huella muy personal en sus historias. Tal vez un poco más de rodaje es lo que necesita este guionista para empezar a hacer cosas realmente grandes dentro de Marvel.
El trabajo de Foreman a los lápices es una preciosidad. Como en números anteriores, su trabajo pierde fuerza por culpa de un coloreado desigual. En algunas viñetas es espectacular, y durante páginas enteras es torpe y poco trabajado. En cualquier caso, Foreman comienza a recordar un poco a viejos trabajos de Jae Lee, y eso es bueno. Narrativamente, se ve que tiene ganas de innovar y de probar cosas, pero parece que le cuesta soltarse. Ojalá arriesgara un poco más. Por lo demás, un trabajo fluido y personal, muy duro con los trazos, pero expresivo y atractivo.
En general, Puño de Hierro es una de esas pequeñas joyas que esconde Marvel a la sombra de sus grandes cabeceras, pero que gustará a quienes siguen al personaje desde hace años, ya que da respuestas a enigmas mantenidos durante demasiados años. También gustará a los lectores nóveles porque descubrirá a un personaje atípico, lleno de mística y con una filosofía muy diferente a la del resto de personajes Marvel.